domingo, 15 de marzo de 2015

Más insípida que el yogurt sin sabor

No, no me refiero a alguien, sino a mi entrada de esta semana. Es que por más que he buscado en mi memoria, no encuentro una anécdota que valga la pena escribir sobre el yogurt, así que les cuento lo primero que se me vino a la mente.

Cuando yo era pequeña odiaba el yogurt. me parecía la cosa más mala del mundo y no entendía cómo mis primos podían tomar semejante mejunje. Como a mi mamá tampoco le agradaba, entonces no me obligaba a tomarlo y yo pasé mi infancia muy feliz sin saber lo que era tomarme un vaso de yogurt.

Y como ocurre casi siempre, los prejuicios de la niñez nos acompañan hasta mucho más tarde, y así pasó que llegué a los 35 años y yo seguía sin tomar yogurt. No había vuelto a intentarlo porque mi memoria me decía que era malo y no valía la pena. 

Pero un día, por un entrenamiento para un nuevo trabajo, tuve que vivir en Quito casi dos meses,
Yogurt Tony Benecol
volviendo a Guayaquil los fines de semana. Volaba a las 7 am del lunes y volvía a las 6 pm del vioernes. Y en uno de eso vuelos, una compañía de lácteos lanzó su campaña de introducción de un nuevo producto: yogurt Tony Benecol. Un yogurt que tiene el plus de contener un ingrediente natural que contribuye a reducir el colesterol. Todos los lunes que subía al avión, la azafata nos recibía con un yogurt en la mano para cada pasajero, y así por más de un mes.

Yo seguía en mis trece y me negaba a consumirlo, asumiendo que tendría el mismo sabor que tan fuertemente se había grabado en mi memora, así que, llegando a la oficina se lo regalaba al primero que se me cruzara al frente. 

Pero un día ocurrió que la encargada de contratar los desayunos del grupo que estábamos en capacitación no lo hizo, y nos quedaríamos todos lánguidos y con hambre hasta la hora del almuerzo. Esa situación extrema (amenaza de hambre jajajaja), me hizo buscar a mi alrededor cualquier cosa remotamente parecida a un desayuno y entonces se dejó ver el envase de yogurt que aquella mañana me habían entregado en el avión.

Haciendo de tripas corazón, lo abría y lo probé, y ¿saben qué? me pareció delicioso!!! me lo tomé con el mayor placer y me daba de topes en la cabeza por haber regalado tantos envases de yogurt cada semana. 

A partir de entonces, el yogurt pasó a formar parte de mis desayunos y es mi compañero fiel cuando tengo que tomar un snack a media mañana. Tan, tan.

10 comentarios:

  1. Loly, yo también prové el yogurt después de mis 40, por lo que no tuve una anécdota para contar.
    Al comienzo creo que eran insipidos o ácidos, luego vinieron las mezclas, las que a todos nos gusta. yo los consumo con prudencia.

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    1. Mira qué pérdida de tiempo la tuya y la mía Ylba, habiendo dejado pasar tanto tiempo antes de darle el SI al yogurt.

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  2. Así me pasó a mí con los tomates y con casi todos los vegetales, de niña no me gustaban y tardé años en encontrarles el gusto. Excepto al aguacate, claro. ;)
    Aquí hay uno parecido que dice también reducir el colesterol, Danacol se llama. Mi esposo lo estuvo consumiendo unos días pero una mañana se despertó sintiendo un vacío enorme en el estómago y corrimos al súper más cercano para descifrar qué era lo que el cuerpo le pedía... Y le pedía nada más y nada menos que jamón serrano!!! Jajajaja!
    (sí que fue difícil este tema...)

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    1. Jajajajajaja cómo me he reído con el vacío en el estómago de tu esposo Elena. No hay duda de que el cuerpo sabe lo que necesita jajajajaja.

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  3. Nos pasó casi lo mismo Loly, tener el recuerdo de un sabor desagradable para luego darnos cuenta de lo rico que se había vuelto, jajaja.
    Bien dice el dicho que cuando hay hambre no hay mal pan :D

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    1. Y son sabores traumáticos que nos acompañan durante años Miriam, hasta que una situación extrema (como el hambre) nos hace recapacitar jajajaja.

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  4. menos mal que a tu mamá no le gustaba y no te torturaba con su sabor.

    Acá a mamá le gustaba y a nosotros también jeje

    jajajajaja ya imagino tu cara al ver a la azafata con un yogurt en la mano jajaja

    lo que no entendí era porque te lo daban en el avión?

    jajajaja lo que hace el hambre y oh desilusión para los que estaban acostumbrados a recibir yogurt gratis jajaja

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    1. Lo daban en el avión porque la campaña promocional consistía en muestrear el producto entre los usuarios de los primeros vuelos de cada día de esa línea aérea, Hilda. Así que todos, hasta los más recalcitrantes como yo, terminamos probando el yogurt.

      Creo que la estrategia les funcionó, porque al menos yo, quedé como fiel consumidora de ese producto.

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    2. ahh que simpático, acá las campañas las hacen en los supermercados generalmente

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    3. Aquí también, no lo había visto antes en una aerolínea ni lo he vuelto a ver después.

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