lunes, 2 de febrero de 2015

Mi vestido verde

No les miento si les digo que debo haber estado entre las niñas que más regalos recibió en su infancia. Mi padre sobre todo me malacostumbró en este sentido. Él trabajaba en ese entonces en una fábrica de tabacos en plena zona comercial de Centro Habana,  y cada tarde en el camino entre la fábrica y la parada del autobús que tomaba para regresar a casa, pasaba por muchas tiendas que aún estaban abiertas. Todos los días, pues, me traía algo. Casi siempre era un libro, una revista o algo para leer, y con frecuencia también juguetes, ropa o lo que encontrara de nuevo por ahí. 

Hay uno de estos regalos que aún relumbra con luz propia entre tantos otros cuando vuelvo la vista atrás. Era un vestido para estar en casa, sencillito, no más con unos tirantes y un encaje en el borde del escote, pero tenía dos características que lo hacían especial a mis ojos. Lo primero era el color: un verde claro y brillante, de una alegre tonalidad que incluye mucho amarillo y que mi madre llamaba “verde chatré”. Lo segundo, y lo más memorable que le encontré al vestido, fue la textura. La tela era satinada, de ese tipo tan ligero que al intentar sostenerla parece que se escapara de las manos. De más está decir que no tardé ni medio minuto en ponérmelo, y que este pasó a ser mi vestido favorito durante mucho tiempo.

Sin embargo, hay algo más que recuerdo de aquel día en que llegó mi vestido verde. Al ponérmelo y después de mirarme varias veces en el espejo, por supuesto, fui directo a sentarme en mi escritorio, tomé un cuaderno nuevo y comencé a escribir lo que luego llamé “mi primera novela”. Sentía que había encontrado el vestido ideal para hacer lo que quería ser en la vida. Tenía yo entonces unos siete años, no más. 

Aquel vestido vino a ponerlo todo en su justo lugar y puedo decir que fue definitorio en más de un sentido para mí. Mi color preferido, por supuesto, es el verde de esa tonalidad alegre y brillante que siempre me hace sonreír. Mi tela favorita es la seda, en esa variante satinada que resbala sobre la piel, que te da cierto aire de reina y, al mismo tiempo, se siente como si no tuvieras puesto nada encima. Mi ocupación favorita sigue siendo escribir. 

5 comentarios:

  1. Tu entrada me recordó tanto este párrafo, Elena:
    «Llegada la noche, vuelvo a casa y entro en mi cuarto de trabajo. A la puerta me despojo de las ropas rústicas, llenas de fango y de lodo; me pongo ropas limpias y de etiqueta, y así, decentemente vestido, penetro en las antiguas cortes de los hombres antiguos. Acogido por ellos con amor, me nutro con ese alimento, el único que me conviene y para el que he nacido.» (Nicolás Maquiavelo)
    Mucha gente tiene rituales para escribir (es célebre la gorra roja de Dredrick Brown: http://jimeneydas.blogspot.mx/2009/03/manias-de-escritor.html).Conocí a alguien que se amarraba la pluma en la mano para obligarse al trabajo. Yo por lo contrario, soy un "fodongo" de primera, quizá me convenga diseñar una ceremonia y a ver si así saco muchas ideas que tengo pendiente.

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  2. ¡Qué maravilla! Tener un regalo todos los días y luego encontrar ese vestido con el que te identificaste de inmediato, pude imaginar a tu papá cuando lo vio en la tienda, te imaginó con el puesto y dijo "¡este tiene que ser para Elena!" jajaja, que hermosura, supongo que cuando ya no te quedó fue una gran tragedia, como le sucedió a mi hija con sus zapatos rojos.

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  3. En parte, será la influencia de ese vestido verde lo que te empuja a escribir, que maravilla, me imagino que aunque no te quede ya, lo conservarás como un amuleto.

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  4. que dadivoso papito, que lindo te gustara tanto el vestido y pudiese además, inspirarte

    mi vestido de graduación era de una textura muy linda, era un brocado y no he vuelto a encontrar esa tela

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  5. Qué consentidor que era contigo tu papá Elena, te imagino esperándolo cada tarde y él llegando con el regalo en sus manos, buscando sorprendente.

    Lo que si me asombra es que haya acertado con el vestido, es que a veces los papás no tienen el "ojo" adecuado para comprar ropa para las hijas jajajaja.

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