viernes, 6 de febrero de 2015

Mi gusto por los sapos

Me ha costado encontrar una anécdota que tenga que ver con la palabra textura, no soy dada a las artes manuales, lo más que he hecho en mi vida han sido suéteres con tricot y crochet, pero de ahí no he pasado.



Pensé en los alimentos y encontré que la única textura que me encanta es la de la gelatina y todos sus derivados, especialmente estos dulces, que cuando llegan a caer en mis manos, no duran ni cinco minutos, así sea una bolsa muy grande.


                                                                                          Gomitas                                                             

Pero lo que más se me hizo adecuado para compartir, es mi gusto por los sapos, si, leyeron bien, los sapos. Resulta que cuando era pequeña, mi abuelito padecía de una enfermedad llamada Erisipela en una de sus piernas, como al buen señor no le gustaba acudir al médico, su refrán favorito era "solo vino, solo se tiene que ir", esa pierna se le ponía muy roja y al parecer le dolía y le causaba picazón, no recuerdo bien porque yo entonces andaba alrededor de los seis años.

Entonces alguien le dijo que los sapos eran buenos para eso, así que nos mandaban a "cazarlos", salíamos en las noches a buscar entre las piedras, entre matorrales y los poníamos en una bolsa, los llevábamos y le pasaban la panza por la pierna hasta que ésta se les ponía roja, así se iba curando mi abuelito, gracias al beneficio de los sapos.

Hace mucho tiempo que no veo uno, menos los he tocado, pero desde esa vez me encanta la rugosidad de su piel.

10 comentarios:

  1. Miriam, se me despeluca el cuerpo solo de pensar en tocar un sapo, me desagrada su aspecto, siendo esa una razón para no querer probar nunca las ancas de rana. Felicitaciones por tu valentía.

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    1. Jajajaja, Angélica, ¿cómo se despeluca el cuerpo?

      Yo sé que el aspecto de los sapos no es del agrado de todos, pero a mí me gustan :) y las ancas de rana no las he probado, pero tampoco me atraen :D

      Gracias por las felicitaciones ;)

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    2. Ja ja, aquí la utilizamos cuando se nos eriza la piel y por lo tanto los vellos se ponen de punta.

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    3. Ahhh ya entendí, jajajaja, creo que adoptaré esa frase, suena bien chistosa.

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  2. que horror!! yo no tolero las cosas babosas!! y pensar que de ahí pude sacar mi entrada jeje, la enfermedad no me deja pensar jajaja

    bueno, pues que valientes, supongo que ese sapo en especial producía algún tipo de antibiótico para curar la infección de la piel de tipo erisipela

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    1. Hilda, creo que nunca has tocado un sapo, no es baboso, jajaja es rugoso, frío, jeje, da nervios la sensación de su piel en mis dedos, pero me gusta.

      No nos quedaba otra, teníamos que buscar el remedio para el mal del abuelo, y al final me gustó hacerlo.
      Algo tienen los sapos que curan esa enfermedad, puedo decir que lo vi con mis propios ojos :P

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    2. pues toqué uno y estaba baboso ¿o sería una rana? ay no sé, pero se sentía horrible

      pues si, porque si no, pobre abuelo

      si, seguro tienen alguna sustancia bactericida, te creo definitivamente

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    3. A saber de dónde iba saliendo, jajajaja

      ¡Gracias!

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  3. Acá también se usa ese remedio casero para la erisipela, creo que al único que no le agrada este remedio es al sapo que termina muriendo luego de tanto restregar sobre el miembro enfermo.

    Cuando era pequeña, a mi tío le dio erisipela en la pierna, y tal como narra Miriam, le pasaban un sapo para curarlo. Mis primos y yo nos moríamos de asco al verlo y no queríamos tocar ni el zapato de mi tío diciendo que ahí también se había quedado la piel del sapo jajajaja.

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    1. Yo nunca vi morir a los sapos Loly, lo más que vi fue su panza roja, porque de ahí los metíamos en una bolsa y los volvíamos a dejar donde los habíamos encontrado :)

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