Nací en una ciudad rodeada de agua. Nací en una isla y por tanto, el océano (o el mar en este caso) es algo tan natural como respirar.
En mi Habana natal no se puede ir a ningún lugar céntrico sin ver el mar. Si vas a Coppelia a tomar helado con los amigos tienes la maravillosa vista del Malecón Rampa abajo. Si estás por Quinta Avenida te acompañarán constantemente las imágenes y rumores de las Playas de Marianao (más costa pura que playa). Si quieres enamorar nada mejor que la vista incomparable de la Bahía Habanera desde las alturas de las fortalezas del Morro o La Cabaña.
Las aguas de mi Mar Caribe son fantásticas: cristalinas y tibias. Yo podría estar allí por horas...sintiendo la calidez y el balanceo de las olas. Desde chica aprendí a nadar y cuando lo hice cada viaje a la playa era un no salir del agua. Mi padre vivía a unos escasos 500 metros de una de las Playas de Marianao y en las vacaciones me pasaba allí al menos 15 días. Regresaba a mi casa exhausta, morenísima y con olor y sabor a sal en la piel. Amanecíamos sobre las 8 de la mañana en la playa y nos íbamos cerca del anochecer. Allí comíamos, descansábamos, explorábamos buscando cangrejos y erizos y nadábamos hasta el cansancio.
Con todo mis playas favoritas son Playas del Este, y de estas, Santa María del Mar, con su arena fina, finísima y sus aguas límpidas y profundas. Ya de adolescente me iba con mis amigas para allí y nos pasábamos el día entre nadar y tomar el sol en bikini haciendo competencia sobre cual quedaba más morena.
La primera vez que vi un océano fue cuando viajé por primera vez a Gibraltar, vía Habana-Londres. Aunque más bien lo vi al regreso pues la ida fue de noche. De las 9 horas que dura la travesía, 8 y media son sobre el Océano Atlántico. Es impresionante al principio y aburrido después ya que tienes más que suficiente tiempo para ver su inmensa masa azul.
Aquí, mi casa en Gibraltar lo mejor que tiene es su vista. Las puertas de cristal de mi balcón abren a unos diques donde aún se reparan barcos y que son tan antiguos que están protegidos por ser Patrimonio Cultural. Más allá de los diques la Bahía de Gibraltar con sus barcos y lanchas. O sea, cero edificaciones que tapen mi vista...a no ser que llegue un barco para ser arreglado (cosa que pasa más frecuentemente que lo que yo quisiera).
La mayor ventaja de que Gibraltar solo mida 7 km cuadrados es que puedes ir andando prácticamente a cualquier parte. Encima, las playas quedan cerca de mi casa por lo que, en mis primeros días aquí, solía ir caminando hasta las playas, respirar profundo el aire salado del mar (que junto al de tierra mojada por la lluvia es el que más me gusta) y relajarme a la vez que dejarme comer por la nostalgia hacia mi pequeña isla.
Uno de los aspectos más curiosos es que aquí confluyen el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico...todo en uno. Es muy interesante pero para una caribeña es una tortura pues las aguas son frías aún en pleno agosto. La temperatura ambiente puede ser de 30 grados que el agua puede estar a 18. El contraste cuando entras es tremendo!!! Es un golpetazo de frío que te deja sin aliento y te pone de punta todos los vellos del cuerpo. A los naturales de aquí les encanta su agua fría, dicen que en las playas del Caribe no se refrescan por su tibieza, pero para mí es todo un reto cada vez que entro al mar!!!!
Puede ser que el agua se vea así de cristalina
pero no se engañen...está friísima!!!!
Con todo para mí, nacida y criada durante 33 años en una isla y por tanto rodeada de agua, es una bendición (que suple en parte otras carencias) vivir en un lugar donde el rumor de las olas y el salado olor a mar me llenan el alma!!!
¡Eres tan afortunada! Te gusta el mar y has vivido toda tu vida cerca de él. Las fotos son maravillosas, estoy cierta en creer que cada país tiene su encanto, y en cuestión de playas, queda comprobado ¡todas son bellas!
ResponderEliminarKarelia, te felicito por la vida que has llevado a la orilla del mar, que has podido disfrutar bien por tu habilidad para nadar, por tu aprecio a la naturaleza, condiciones indispensables para disfrutarlo en toda sus belleza, como dices muy bien, el sonido de las olas, el contacto con el agua, la inmensidad y el color de sus aguas, que nos llegan al alma.
ResponderEliminarHe visitado tres veces la Habana, guardo inolvidables recuerdos y puedo dar fe de su belleza el calor de su gente y de ese mar que con tanta emoción añoras.
Karelia cada vez que hablas de esos 7 km cuadrados de Gibraltar me entra una curiosidad que ya lo estoy poniendo en la lista de destinos probable cuando decida ir a Europa. Me encantan tus descripciones!
ResponderEliminarY las fotos están increíbles también.
Agua a 18 grados centígrados! no gracias, yo paso.
Y te bañas en ese mar tan frío???? Yo no he entrado ni al mediterráneo, sólo una vez, hasta las rodillas y es horrible de frío.
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