¡Qué difícil es eso para mí! Esto de hacer silencio me ha costado muchas cosas, en el transcurso de mi vida he tenido algunas experiencias, divertidas y tristes.
Heredé el timbre de voz de mi mamá, fuerte, es casi imposible para mí hablar "bajito" el murmullo y los susurros no funcionan conmigo, y para ajuste de penas, me encanta carcajearme, no me basta la risa, no, cuando lo amerita, tienen que ser unas sonoras carcajadas.
Mi recuerdo más antiguo se remonta a finales de los años 60's tendría entre 8 y 10 años, entonces tenía una amiga (con la que solía leer en tardes de lluvia), éramos inseparables, tanto que decimos que somos hermanas.
La familia de Beatriz, se llama así, era muy católica, nosotros lo éramos sólo nominalmente, porque ni mi mamá ni mi papá nos llevaban a la iglesia, entonces mi amiga me decía que fuera con ellos, todos los domingos a las 7 de la mañana, sin desayunar para poder recibir la ostia, bueno pues con el permiso de mi mamá, allá iba yo, claro que en el camino, nos poníamos de acuerdo en hacerle bromas al padre confesor, en aquellos tiempos se usaban los confesionarios, en los cuales debíamos confesar nuestros pecados de la semana para poder comulgar.
Nuestra lista de pecados era interminable, inventábamos cada cosa, y fingíamos tanta pena y vergüenza por matar, robar, emborracharnos, etc., no quedaba nada malo que no hiciéramos, y así era la cantidad de padres nuestros y avemarías que nos mandaban a rezar, por supuesto que era lo que menos hacíamos, empezábamos a cuchichear (ya dije que para mí eso era casi imposible) empezaban las risitas, los shh shh shh detrás, adelante y a los lados, cada shh aumentaba el volumen de la risa, hasta que soltábamos la carcajada, alguien llegaba y nos sacaba al atrio, entonces el regaño venía durante el regreso, dejaban de invitarme por un tiempo, hasta que volvían a claudicar con los mismos resultados.
Más adelante, con la entrada a la educación básica, los trabajos de investigación que debíamos hacer en las bibliotecas, era otra, ahí también había que susurrar para no distraer a los demás, pero por más que yo lo intentaba, mi voz resonaba en la sala, causando risa a mis acompañantes y por consiguiente a mí, allá te iba para afuera también, sin haber terminado de buscar lo relacionado al tema que me correspondía, realmente no me iba bien en esos trabajos.
Pero la peor experiencia vino unos dos años después, tuve una compañera, Angélica María, a la que recién se le había muerto el papá, de cáncer, ella estudiaba en un colegio privado pero al morir él, la situación económica de la familia entró en crisis, así que la enviaron a estudiar al instituto público donde estudiaba yo. Era una familia muy numerosa, yo ya conocía a sus hermanos mayores, que dicho sea de paso, el mayor me tenía enamorada, era guapísimo, y al morir el padre se puso a trabajar para ayudar al sostenimiento del hogar, era un excelente hijo y buen hermano. Eran 8 en total, 3 varones, dos mujeres, y otros tres varones, el mayor tenía 20 años y el más pequeño 5.
El caso es que la mamá de esta amiga quedó mal al enviudar, su carácter era terrible, nada le parecía y tenía a mi amiga muy limitada en todo, teníamos 15 años pero no le daban permiso para ir al cine, o a una fiestecita, era del instituto a la casa y de la casa al instituto, entonces yo iba mucho a su casa, para hacer las tareas, y ver a su hermano mayor, jajajajaja.
Pero oh problema, la mamá no quería bulla, teníamos que hablar bajito :( y serias, nada de risas escandalosas porque eso era vulgar, las señoritas decentes no se reían así.
El caso es que una tarde, estábamos murmurando, y la hermanita de 12 años dijo que estábamos burlándonos de ella, lo cual no era cierto, entonces nos reímos y ella se enojó, empezó a insultarnos y nosotras a reírnos, entre más nos gritaba, más nos reíamos... hasta que apareció la mamá y me puso de patitas en la calle, y con la advertencia que no volviera a poner un pie en su casa. Eso sí que fue muy triste, mientras terminaba el año escolar todo bien porque estábamos juntas, pero al terminar el año, ella fue para otro instituto y yo para un colegio privado, a veces la esperaba en alguna esquina para caminar juntas y platicar un poco, pero con el tiempo nos fuimos distanciando hasta que ya no nos vimos más.
Así que hacer silencio no va conmigo, a pesar de las consecuencias :D
jajajajaja cierto!! tener una voz alta tiene sus inconvenientes y sí amiga, la tienes alta pero ya comprobaste que te hago la competencia jejeje
ResponderEliminarmira nada más, con esa cara angelical que tienes y haciendo esas travesuras jajajaja ¿nunca se cachó el padre confesor que mentían? y me encanta la familia te castigaba pero te volvía a invitar jajajaja
bueno, hasta eso que a mí, a pesar de mi risa fuerte y mi voz potente, nunca me han sacado de ningún lado, si he logrado susurrar, mamá me enseñó a fuerzas!!! jeje
a mí también me gustaba ir a casa de una amiga por ver al hermano, ahora que vi su foto en facebook, ya no me parece tan guapo el hermano jeje
Y que experiencia tan triste, que el carácter de la mamá por el dolor y los problemas se amargara de esa forma y castigara a su hija y a ti por ello. Que pena haber perdido una amistad así.
Jajaja, ¿cara angelical? pues solo tú me la ves así, jajaja. Entonces yo creía que el padre confesor se creía nuestras mentiras, ahora pienso que nos seguía la broma, ¿que otra le quedaba? Nos ponía largas penitencias con la intención de que escarmentáramos pero no contaba con nuestra astucia :)
EliminarA mí sí me sacaron varias veces, creo que ahora también les gustaría hacerlo pero por no hacer otros silencios :P
Me imagino, yo después de casarme no volví a verlos, ni quiero hacerlo, mejor conservo aquella imagen ;)
Si, fue una pena
Pero que terrible has sido Miriam, me has hecho reír con tus anécdotas, conociéndome no te hubiera llevado a la misa con Loly, ja ja
ResponderEliminarAy si Angélica, muy terrible :( tengo miles de anécdotas de mis travesuras :D
EliminarAfortunadamente la familia de mi amiga me adoptó completa, la mamá me quería como a una hija y los hermanos como a una hermana más, creo que solo el papá se resistía un poco, pero la mayoría ganaba jajaja
Miriam has resultado toda una diablilla jajajaja.
ResponderEliminarY qué pena que la mamá de tu amiga haya dejado que la pena le amargue la existencia y de paso, se dedicó a amargársela a los demás, ellos fueron los que salieron perdiendo al ponerte de patitas en la calle.
Si Loly :( lo reconozco, tengo tanto para contarles, jajajajaja
EliminarY gracias por tu comentario, realmente no sé si perdieron mucho, jajaja, pero creo que cada madre tiene ese derecho de ir limpiando el camino de sus hijos, lo malo es que no siempre les resulta como esperan :)