Debo confesar que la palabra de esta semana ha acorralado por
completo mi imaginación que, nutriéndose de experiencias propias no las ha
hallado al respecto. Si hubiese sido “Tenor” habría hablado de Andrea Bocelli a
quien admiro mucho.
Lo más cercano a escenarios musicales que hay actualmente en
mi vida es una prima que se dedica junto a su esposo a llevar música
Colombiana, sobre todo cumbia, a México, Miami, Ecuador, entre otros. (Ajunto
link al final de una de sus interpretaciones, por si hay algún interesado). Pero
su historia no será la que cuente, ya que una mucho más entrañable para mí se
empeña en resaltar esta vez:
No hacía mucho había ingresado a mi primer Colegio casi a los 10 años, a Sexto
de Bachillerato, luego de terminar la primaria, ese fue el año más emocionante
en mi vida estudiantil. Muchas cosas eran nuevas para mí, allí estaban todos
mis hermanos mayores, días anteriores me imaginaba cómo sería compartir su
mismo ambiente y conocer sus amistades e influencias; estaba mi Papá a quien
siempre he admirado profundamente y me entusiasmaba la idea de que me fuera a
dar clases, tenía un gran interés por conocer ese otro aspecto de su vida
diferente al familiar; entre otros muchos alicientes producto del nivel
avanzado de esa Institución, y ciertos caprichos que de niño me animaban mucho,
(Ya no ir a pie a la escuela que quedaba muy cerca, sino en Taxi compartido por
mi Papá y hermanos, debido a lo lejos del Colegio; las sucesivas actividades
culturales que allí se daban; el ambiente juvenil en todo su esplendor
tentándome, etc).
Luego de vivir demasiadas cosas inolvidables en ese Colegio, se
acercaba por fin “La Semana Cultural” en Octubre de la que oía hablar hacía
mucho tiempo y a la que los estudiantes no podían mencionar sin exaltarse de la
emoción. Se desarrollaban durante una semana sin clases una cantidad considerable
de actividades, tales como: escenarios deportivos, canto, teatro, música para
el relajo, charlas colectivas, “campings” nocturnos en las vastas zonas verdes,
contemplación del Universo y sus astros, fiestas, y toda clase de ocurrencias
que envolvieran el disfrute sin igual de los estudiantes y que permitían zanjar
las barreras de los grados y así todos podían compartir con el resto, desde el
más pequeño al mayor.
Así es que me encontraba en una clase de Matemáticas cuando el Profesor
de Educación Física con el permiso del maestro de turno ingresó al aula
preguntando quiénes participarían en las actividades relevantes de la Semana
Cultural. La mayoría de mis compañeros apenados no se atrevían a dar el sí,
pero cuando el profesor mencionó la palabra canto, me levanté del asiento con
un valor concedido por la emoción y me apunté entre los que representarían mi
salón en esa temporada. La sorpresa entre mis compañeros no se hizo esperar,
yo, alguien por lo general tímido en ese entonces, me atrevería a hacer algo
que ellos no.
La más emocionada con la noticia fue mi mamá que,
inmediatamente supo que yo quería cantar la canción “Héroe” de Enrique Iglesias
que estaba de moda en esos tiempos rebuscó entre sus antigüedades y sacó un
chaleco marrón de tiras en su parte inferior que, aunque se parecía a uno que
ese cantante usaba en sus conciertos, yo supuse ipso facto que sería el motivo
de burla irrefrenable el día de la presentación. Se lo hice saber, pero terminó
convenciéndome que era lo más adecuado y que mi pesimismo no me dejaba ver más
allá. Se encargó de hacerme ensayar todos los días la canción, hizo uso de
todas sus influencias en la vecindad para conseguir la pista musical y estuvo
al tanto de todo cuanto acontecía que estuviera relacionado con mi próxima exhibición
para interceder de la manera que considerase mejor. Mientras su entusiasmo
crecía imparable mi valor era mellado por la consciencia de la responsabilidad
que había añadido a mi situación y la presión, a la vez que mis miedos
anticipados comenzaron a embargarme.
Luego de mucho practicar, y temiendo que mi voz no fuera lo
suficientemente llamativa o parecida al intérprete principal llegó el día tan
anhelado por mi madre en medio de su fulgor producto de la creatividad
estudiantil. Mientras todos en el Colegio se agolpaban en la enorme plaza
principal yo me encontraba en las escalas solitarias del tercer piso de uno de
los bloques de estudio, temblando de miedo y con las manos más frías incluso
que el suelo en que las apoyaba. Sentí una necesidad urgente de ánimo o apoyo
exterior y debido a que mi mamá no pudo asistir pues daba clases en otro lugar
decidí correr al cuarto piso donde sabía que estaba mi hermana mayor organizándose
con sus compañeras pues ellas también presentarían un show ese día. Pero antes de
llegar me encontré con una de mis compañeras que al verme exclamó sorprendida:
-¡Enserio te atreverás a salir! ¿Te sientes bien? ¿Estás
preparado? Faltan quince minutos-. Y luego de que le respondiera todas sus cuestiones
y con cierto rubor en su rostro consiguió insinuar rápidamente y para mi
asombro. – Deberías hacerme una dedicatoria; cuando estés en el escenario,
antes de que empieces a cantar, ojalá me mencionaras. ¿Serías capaz?
-¡Claro que sería capaz, Tatiana!- Le dije, con un valor
similar al que sentí la vez que me inscribí en el salón, de cierta forma ya
tendría una excusa bastante valedera para cantar sin importar los resultados.
Todos sabrían que había reunido el valor para subir al escenario por demostrarle
mi querer a Tatiana, niña a la que minutos atrás ni siquiera aspiraba
remotamente. Luego de preguntarle si me quedaba bien el chaleco y teniendo como
respuesta su afirmación que vino dada por una enorme sonrisa me apresuré a
llegar donde mi hermana quien al verme y a pesar de mis reticencias comenzó a
untarme el rostro con los polvos color piel que compartía con sus amigas
explicándome que eso evitaría el sudor y otras cosas desagradables al momento
de actuar; terminó de organizarme y se empeñó en darme una serie de consejos que
sólo fueron frenados por la voz lejana que anunciaba la próxima canción de
Enrique Iglesias.
Corrí lo que más pude hasta llegar a la parte trasera de la
tarima donde el presentador de la actividad me anunció con cierto desinterés
que el material de la pista musical no había sido reconocido en el reproductor
y que por lo tanto debía realizar una fonomímica.
-¿Una qué?- Le pregunté asustado.
-Una fonomímica- me dijo aún con su incómodo desinterés. –Mira,
mueves la boca como si hicieras que cantaras, pero no cantas, sólo dejas que
suene la voz del verdadero cantante. Experimenté entonces sensaciones
simultáneas inusuales para mi: por un lado, un alivio leve debido a que mi voz
no sería puesta bajo la opinión general, pero por otro una desilusión
considerable debido a todo el tiempo que había dedicado para prepararme y a las
débiles esperanzas de llegar a ser admirado quizá por mi voz. Mis pensamientos
fueron cortados por el sonido inicial de la familiar canción de Enrique
Iglesias y cuando subí al escenario las primeras sílabas del cantante se
comenzaban a perfilar de manera que no pude hacerle la prometida dedicatoria a
Tatiana. Era sin duda alguna un asco de presentación, eso sentí… hasta que
levanté mi rostro y pude ver con mis ojos entornados una cantidad impresionante
de estudiantes en frente. Se hallaban recostados unos sobre otros, algunos más
de pie, balanceando sus manos de un costado a otro al compás de la melodía, unos más cargando a sus compañeros; los gritos no se hicieron esperar, era una canción
que estaba en todo su apogeo y el apoyo general del público me llenó de un
éxtasis increíble. Dejé de verles como extraños y experimentaba como si
estuviera con gente de mucha confianza e íntimas personas que con sus voces
insistentes me brindaban un fraternal ánimo jamás vivido por mi. Toda la canción
y los movimientos aprendidos debí hacerlos prácticamente con los ojos cerrados
pues el sol en el otro extremo me daba de lleno en la cara, pero podía
escucharles a todos en su buen ambiente general, podía percibir nítidamente el
tararear emotivo de muchas jóvenes que se encontraban en las primeras filas y
podía “padecer” agradablemente las innumerables corrientes que recorrían mi
cuerpo cada vez que todas las voces se unían y estallaban potentes parar emitir
el coro de la canción: “Si pudiera ser tu héroe, si pudiera ser tu Dios…”. El
vitoreo colectivo no se hizo esperar, los aplausos embargaron mi ser, las exclamaciones
cercanas y lejanas aumentaron mi felicidad del momento.
Al finalizar, descendí de la tarima bajo el amparo de una cariñosa palmada en
mi espalda de parte del presentador y personero del Colegio; mi corazón se comprimió
al notar que en la parte trasera del escenario se encontraba la mayoría de mis
compañeros enardecidos esperándome para abrazarme o felicitarme por mi acto. Fue
grandioso saberme el centro de atención en esos instantes y el motivo del
jolgorio. Se me hace muy difícil llegar a imaginar lo que pueda sentir un
verdadero cantante al frente de su público si con tan poco yo llegué a apreciar
la gloria. Allí estaba Tatiana, antes de recibir su reproche le expliqué por
qué no había cumplido con la promesa que le había hecho, me dijo que no me preocupara, que había
estado genial y que se alegraba mucho por mi.
No sabía luego a dónde ir para calmar todas las convulsiones
producto de la conmoción que removían por completo todas mis fibras interiores,
de manera que me dirigí a las escalas del piso superior donde momentos antes en
soledad se habían solidificado mis temores, pero antes de llegar pude notar a
cierta distancia cómo mi Papá inducido por comentarios de otros profesores que
supuse eran debidos a la presentación que acababa de realizar, esbozaba una
sonrisa de satisfacción tan amplia que sé abarcará hasta el final de mis días
mis recuerdos más preciados.
(De manera que en mi historia no había barítono alguno,
simplemente era yo…). Me disculpan lo extenso, es sólo que no me sentí capaz de omitir nada de lo que iba llegando a mi mente. En la foto salgo graduado de mi Escuela, casi 10 meses antes de mi presentación en la Semana Cultural.
Link de mi Prima: https://www.youtube.com/watch?v=AVx1q3HhXBk
¡Qué historia tan bonita, Alex! Nos llevas de la mano por todas las emociones que sentiste en esos momentos... ¡Todo un valiente! Parase en un escenario frente a toda la escuela, eso no es fácil. Yo creo que los cantantes de alguna manera lo tienen más sencillo porque su público es gente que no lo conoce personalmente pero actuar frente a quienes te conoces, sabiendo que luego, si algo sale mal, tendrás que seguir viéndolos... No sé si yo tuviera el valor. :)
ResponderEliminarMe encantó el entusiasmo de tu madre, cómo te apoyó y te ayudó en todo, y la sonrisa de tu padre. Muy lindo.
Ah! y la foto... ¿Cómo pude olvidarme de la foto? Es tierna!
EliminarHola Elena. No lo había visto de esa manera, tienes razón. Al estar rodeado de gente que vería luego a menudo los miedos aumentaron, menos mal en mi caso las cosas salieron mejor de lo que pudiera haber imaginado, un grato recuerdo y una experiencia inolvidable. :)
EliminarAlex la historia es genial, que bien que te atreviste, yo sinceramente odié ese tipo de actividades en mi colegio, solo deseaba salir temprano a casa, me encanta la foto, ya en la universidad asistí a muchas cosas y en las bibliotecas y eventos he asistido a cosas inigualables, de pintura, poesía y música que se mezclan.
ResponderEliminarSaludos
Hola Christian. A mi me ha sucedido algo completamente al revés. En la Escuela y el Colegio acostumbraba a participar de muchas actividades, en medio de la cobardía a veces lograba reunir cierto valor y apuntarme a las mismas. Pero luego en la Universidad casi no asisto a eventos ni me inmiscuyo en actividades propuestas por el Alma Máter. Espero animarme pronto y un día de estos sorprenderme a mi mismo decidiéndome a re-integrarme otra vez. :D
EliminarBella tu historia Alex!!! Yo de niña estudiaba dos veces por semana en una academia de bailesde folcklor español así que en cada actuación de la escuela me llamaban un poco para llenar el "hueco artístico". Sentía muchos nervios pero al mismo tiempo me encantaba!!! Aunque suene contradictorio así era...la sensación de estar frente a una multitud y verlos ahí..pendientes de lo que hacía era sencillamente fascinante.
ResponderEliminarHola Karelia. A mi me sucedió algo similar esa vez, el sentir sensaciones que parecieran ser contradictorias, pero así es. Por un lado unos nervios y temor casi que incontrolables y por otro la satisfacción de estar haciendo algo que nos gusta. :)
EliminarAlex ¡eras casi un niño! que linda foto y que buena historia, se notan tus dotes de escritor, fuiste muy valiente y seguramente lo hiciste muy bien porque recibiste palmas y felicitaciones, ¡enhorabuena!
ResponderEliminarMiriam. Esa foto es de finales del 2001... ¡hace 13 años prácticamente! El tiempo pasa volando como bien lo sentencia el dicho. Fue uno de los mejores años de mi vida, y de mi familia en general, todos cada que nos referimos a los sucesos varios de entonces llegan a la misma apreciación, es como si ese año hubiese tenido en su ambiente algo mágico. ¡Tantos recuerdos! ;)
EliminarQué bueno tener esos recuerdos, porque cuando se vienen las tormentas que nunca faltan tienen algo hermoso para recordar y recuperar las fuerzas y el ánimo.
EliminarAlex me encanta como describes tus emociones y sentimientos a través de la palabra, no dejas resquicio alguno y nos presentas una imagen completa de un niño de 10 años ante su primera presentación pública. Te felicito! tu escritura es buenísima.
ResponderEliminarPor cierto, me encantó Tatiana, mira que atreverse a pedirte una dedicatoria, en mi escuela había un niño que me gustaba pero yo hubiera sido incapaz de pedirle algo así :)
Loly. Yo la verdad hoy día no estoy seguro si le gustaba a Tatiana, porque la proposición que me hizo llevaba un interés propio de fondo, y era que la mencionara ante todo el colegio para hacerla el punto de atención. Tal vez le hubiera gustado que luego de esa presentación algunos le dijeran: "Uy, mira como lo tienes de loquito, ¡hasta te dedicó la canción!" Sin embargo. me encantó su propuesta y de no haber sido por el percance mencionado sin duda alguna lo habría hecho.
EliminarLuego de que termináramos ese año la volví a ver 3 años después y hablamos de ese momento entre risas. Pero después de eso ya no supe más de ella :( Espero que le esté yendo genial en todo. :)
Pues con lo osada que era desde niña, estoy segura de que Tatiana ya logró que algún cantante famoso le dedicara una canción jajajajajaja.
EliminarJjajajajaajja Loly, ¡es muy probable! :P
EliminarAlex, que linda tu historia, no la de un barítono, pero si la de un jóven valiente, atrevido que no ve obstáculos cuando llega el momento de actuar, me encantó la mención que haces de tu mamá, siempre a tu lado, el reconocimiento de tu papá al ofrecerte esa sonriza y la comprensión de tu amiga, estímulos que te han ayudado en la vida a llegar a donde estás.
ResponderEliminarEl Chaleco, fue parte de la presencia de ella, siempre invisible pero a tu lado, que parece que nadie lo notó, pero influyó en tu éxito.
Así es Ylbita. Algo muy curioso que me pasó ayer en la noche escribiendo este relato es que noté en verdad cuán dedicada era y sigue siendo mi Mamá conmigo, en ese entonces quizá por estar pendiente de otras cosas no lo supe muy bien. Hoy preciso le recordé la historia y se estuvo riendo un rato.
EliminarY pienso igual, aunque ella no estuvo en ese momento, ese Chaleco de cierta forma la representó, y aunque al principio temía ser burlado por la forma del mismo al finalizar la presentación se volvió de mi agrado esa prenda. Al final de la historia no la mencioné porque sinceramente no recuerdo muy bien la reacción de ella al contarle mi éxito de esa vez, es extraño, supongo que los intensos sentires de ese momento opacaron ciertos momentos posteriores, aunque de algo sí estoy seguro y es que los comentarios familiares al respecto le debieron gustar mucho. Igual, ella es el centro de la historia. En cuanto a mi Papá, con sólo esa sonrisa me bastó. Y sobre mi amiga, me satisface hoy en demasía recordarla de esa forma en que fue conmigo, comprensiva, algo muy valioso a esa edad y aún hoy.
Por cierto, me alegra en exceso que les haya gustado la historia y sobre todo haber podido transmitir lo que en ese entonces sentí. De verdad. :D
ResponderEliminarEspero el próximo "reto" jajaja. :P
woooooow alex, que experiencia tan intensa para un chico tan jóven, eres todo un aventurero. bueno aunque los desajustes técnicos no te hayan permitido cumplirle tu palabra a tatiana, ella seguro supo entenderlo y tras tu éxito arrasador seguro no le importó
ResponderEliminarHola Vilma. Así es, en ese entonces solía apuntarme a muchas cosas y realizar actividades diversas según los ánimos que tuviera. :) Yo sé que Tatiana me comprendió y eso me hizo sentir muy bien, según la conocí en esa época es una gran persona, aunque... hace mucho no la veo.
EliminarMe agrada que hayas leído mi texto y te haya llamado la atención. :D
Alex, donde yo trabajo, a la mayoría de los chicos, no les gusta que sus papás les den clase.
ResponderEliminarY sabía que eras valiente y ariresgado, pero no a tal grado. Lo que pudo ser una tragedia tipo película, en tu caso fue una aventura tipo película. Enhorabuena!!
y te ves monísimo en la foto!!!
Hilda. Mira que en el Colegio los demás compañeros se aprovechaban de esa situación cuando mi Papá me dio clases. Si él se ingeniaba alguna actividad evaluativa en el tablero y sacaba a alguien al frente, lo que acostumbraban a decir los compañeros era: "Pero profesor, usted tiene un hijo en clases, él debería dar el ejemplo y ser el primero en salir". Mi Papá ante semejante comentario, sonreía, y me miraba... Ya yo sabía que TENÍA que salir al frente, me levantaba, le lanzaba una mirada asesina al del comentario y luego me defendía en el tablero como mejor podía, porque sentía que no sólo estaba en juego mi nota, sino la reputación del "hijo del profesor" y por ende, los resultados de la enseñanza en casa del profesor mismo bajo el escrutinio de los estudiantes.
EliminarAunque a decir verdad, la mayoría de las veces me gustaba esa tendencia. Era una manera de pasar más tiempo con mi Papá y conocerlo en otros campos de acción. ;)
que villanos!! que manera de hacerte bullyng, que nervios para ti, habrás vivido estresado jajaja
EliminarPor lo menos le encontraste el lado amable :) te felicito
Alex, percibo que eres un hombre de retos y eso te hace triunfador y con un futuro promisorio. Como madre te digo que la ilusión de nosotras cuando un hijo(a) se presenta en cualquier acto es de mucho orgullo y preocupación de que todo salga bien.
ResponderEliminarHola Angélica María. Así es, a menudo me gusta aceptar retos y verme incluido en los mismos, eso le añade cierto dinamismo a la vida. :)
EliminarEn cuanto a lo que mencionas de ser madre, me consta, en muchos casos he presenciado actitudes similares en la mia. :D