La palabra elegida: Barítono, me retrotrajo a mi época de estudiante, en ese entonces existían muchas competencias a nivel colegial tales como: de conocimientos, deportes, barras y la más famosa: la de los coros.
Al inicio de cada año escolar, la profesora de música de mi colegio Normal Rita Lecumberri, convocaba a todas las estudiantes del 4to. curso para que cubran los puestos del coro de aquellas chicas que ya se graduaron. Vale decir que el coro de nuestro plantel, todos los años ocupaba los primeros lugares.
Para ese entonces, yo había sido convocada a formar parte de la preselección del equipo de basket del Ecuador, que iba a participar en el Sudamericano que se realizaría en Brasil, estaba súper entusiasmada, de tal manera que tenía mi tiempo copado, entre recibir clases (en ese entonces mañana y tarde) , ensayar basket en el colegio y luego por la selección, hacer tareas, muchas de ellas de investigación y como no existía la tecnología actual, significaba que tenía que ir a las bibliotecas, entre otras cosas; razón por la que no deseaba formar parte del coro y ya tenía mentalizada mi estrategia.
Para saber si teníamos buena voz y oído musical, la Lcda. nos hacía entonar la escala musical , eso le era suficiente para elegir a las mejores voces.
El día de la convocatoria, estábamos formando una fila india, las que pasaban iban a sentarse y las que no regresaban al aula. Cuando fue mi turno entoné la escala en tonos altos y bajos y con voz chillona, hasta ahora recuerdo la cara con la que me miró y me dijo: "¿Qué se cree usted, soprano, contralto o qué? ¡Váyase de aquí! No falta decir que me fui contenta en medio de las risas de las compañeras.
Mientras escribo este último párrafo, en tiempos actuales podría haber demandado a la maestra por el trato que me dio, ja ja.
Al final pudo haber estudiado muy bien para psicóloga, Angélica María. Fue una manera muy eficaz de conseguir lo que quería de la profesora.
ResponderEliminarSu anécdota me recordó que en mi escuela nos convocaban para todo tipo de actividades. Yo odiaba sobre todo las de baile, por suerte nunca me escogieron para ninguna :)
Muchas gracias por compartir esta historia! Ya estaba deseando leerla por acá.
Así es Elena, aunque la de baile me encantaba porque hasta ahora me encanta bailar.
EliminarA mí me encanta bailar, pueden preguntarle a mi mami la cantidad de veces que me presenté en la escuela haciendo diversas coreografías, muchas veces inventadas por nosotras mismas :)
EliminarPues sí que como psicóloga lo hubiera bordado. Yo también recuerdo a la multitud de actividades que nos convocaban aunque al contrario de Elena me encantaban las de baile... pero las de pararme en el matutino a recitar o leer un texto junto con otros 5 o 6 niños más frente a toda la escuela...la odiaba!!!
ResponderEliminarEsta historia me hizo recordar esa sensación. Ojalá se me hubiera ocurrido decirle a la mestra que tenía faringitis o algo así para poder escapar!!!
Punto por originalidad Angélica María!!!
Gracias Karelia, en esos tiempos era tan difícil escapar de alguna actividad extracurricular.
Eliminarhuy, han aflorado mis traumas de la niñèz, jajajaja que horror, la primera vez que me hicieron pararme en el matutino a decir una poesía de guillén, dios mío, ese dios de la poesía berreado por esta vocecita nerviosa e insegura, pobre guillén.
ResponderEliminarMe doy cuenta que a muchas no nos ha agradado eso de presentarse ante el público.
EliminarAunque la excepción que confirma la regla es Loly, recuerdo que le encantaba salir en todo programa que realizaba su colegio, algo que ha heredado Daniela.
Huy si, es verdad, si había que recitar yo recitaba, si había que contar un cuento, yo lo contaba, y si había que bailar, pues yo bailaba. Lo único que no hacían los profesores era escogerme para cantar ¿Por qué será? jajajajajajajaja.
Eliminarjajajaja que cosas sra. Angélica, usted esforzándose por no estar en el coro y yo por más que hice el intento no lo logré :)
ResponderEliminarParece que Dios le da barba a quien no tiene quijada Hilda jajajajajaja.
EliminarHilda, así es la vida, no siempre conseguimos lo que deseamos. Ánimo, nunca es tarde, ja ja.
Eliminarasí es Loly!!! jijiji
Eliminarjajajajaja es que no me has oído cantar Angélica, creo que le hago un bien a la humanidad al no ser parte de un coro jejeje
Angélica María, tu anécdota me trajo a la memoria mis épocas de estudiante, tal como tú, tenía todo ese montón de actividades, y siempre buscaba alguna más, jejeje, pero nunca cantar, intenté la ejecución de la marimba pero era tan baja de estatura que no di la talla :(
ResponderEliminarMuy grato leerte por acá :)
En mi caso lo único que me ataba a la música es el querer aprender a tocar la guitarra, pero no se dio porque soy zurda y el profe me desanimó.
EliminarSí que eran malos los profesores de ese entonces, si podía haberte conseguido una guitarra para zurdos... ahora si que puedes demandarlos con mi apoyo jajajaja.
EliminarEsos profesores, lo mismo pensé yo, qué les costaba subirme en un banquito :P
EliminarUnamos esfuerzos me uno a la demanda por los daños que causaron en nuestra vocación instrumental :P
Jajaja bastante inteligente. ¡Y muy activa! por cierto. Realizabas bastantes actividades en ese entonces. Yo pensaba antes que prácticamente todos quisieran dar sus primeros pasos con entusiasmo en la música a ver si ese sí es o no su camino, pero en este caso narrado de forma agradable es al revés. Me gustó la historia. :)
ResponderEliminarBueno, son las excepciones que siempre existen, realmente que muchas de mis compañeras soñaban con formar parte del coro.
EliminarMe he divertido con la historia, una estrategia muy inteligente la verdad, aunque como dices el trato de la profesora no fue el adecuado, gracias por compartir este anécdota.
ResponderEliminarCuando no hecha la rebelde, al final siempre terminas saliéndote con la tuya jajajajajaja.
ResponderEliminarEsta historia no me la habías contado, qué bueno haberla conocido por aquí, ¿estaban Laura y Celia en el coro?
Celia sí formó el coro, Laura se quedó en el camino.
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