Cada
vez que deseo o necesito escribir sobre una aventura o experiencia en
mi vida, no puedo evitar que llegue a mi mente una época, cuando mi
primer hijo que solo tenía cuatro añitos desapareció por unas horas y además del tiempo transcurrido lo que mas me angustió, fue el lugar del suceso.
Nos
encontrábamos en una playa muy concurrida, él estaba jugando con otros
niños en la arena, construyendo sus palacios imaginarios, como lo hacen
la mayoría de ellos, no se en que momento desvié mi mirada hacia otro
lado y cuando la volví hacia donde él se encontraba había
desaparecido, eran las dos de la tarde de un domingo soleado, al
comienzo como suele suceder la búsqueda fue por los alrededores, pero
al pasar unos minutos todos mis esfuerzos fueron en vano, la alarma fue creciendo, los amigos, se unieron a
la búsqueda, primero por tierra luego por el mar, cuando llegó este
momento, yo no podía soportar mi ansiedad, pasaron las horas, oscurecía,
mi vista no se apartaba de la lejanía, cuando a eso de las 6 de la
tarde, un jeep apareció y un señor con una silueta en su mano, que yo no podía distinguir en medio de mi angustia, si se trataba de un hecho paranormal,
una figura imaginaria o una alucinación, pero no allí estaba presente
mi hijo, me costó pronunciar una palabra, y la que por fin salió de mis labios,
fue Aleluya, la mejor para poder expresar la alegría y el regocijo que
en ese momento me embargaba y de esta manera celebrar su presencia. El próximo mes de Octubre, cumpliría 60 años, 10 años de ausencia, pero hoy recordando ese acontecimiento, y escuchando el aleluya de Hándel, siento su presencia, por lo que cada vez que quiera tenerlo a mi lado, me sentaré a escuchar esa melodía
En primer lugar Ylba me encanta poder leerte, extrañaba tus palabras, en segundo lugar creo que yo no podría estar tranquilo en caso de una perdida, sería un manojo de nervios por la angustia, al final es genial que lo encontrarás.
ResponderEliminarComo dices al final me encanta lo de sentir la presencia, a pesar del tiempo.
Saludos
Gracias Christian por extrañarme, ahora con este blog nos conoceremos y compartiremos mas.
EliminarAl comienzo de una pérdida, pensamos que ya no podemos vivir tranquilos, pero luego vamos comprendiendo que la vida tiene un comienzo y un final, que todos llegaremos a ese final y lo que nos queda son los recuerdos y el cariño que nunca muere.
¡Qué historia terrible, Ylba! No me imagino cómo debe ser que de pronto un niño se nos pierda... A veces, cuando estoy con amigos o familiares que tienen niños pequeños, me vuelvo bien aprensiva porque me da miedo de que se vayan a perder o a hacerse daño. Claro, no tengo niños, y no tengo la menor idea de cómo tratarlos pero esa sensación es bien desagradable.
ResponderEliminarMenos mal que al fin apareció y que sigue a tu lado así sea a través de una melodía. :D
Gracias por compartirnos esta historia!
Besos!!!
Elena, tienes razón, la idea es que la muerte nos separa para todo el resto de nuestra vida, pero la pérdida de un hijo, añadida a la incertidumbre de si volverá y si aparece como vendrá, es terrible, solo calmada con el regreso.
ResponderEliminarMe siento un poco apenada, que cada vez que se presenta la oportunidad de hablar de nuestras experiencias, salgan a relucir solo mis hijos, pero es inevitable, son ellos los que llenan nuestra mente constantemente, espero que mis amigos tan bondadosos me comprendan-
Ylba, si a tí te da vergüenza hacer siempre referencia a tus hijos que te diré yo, que me la paso hablando de mis hijas. Creo que es inevitable en las madres, que a partir de iniciar la maternidad, nuestros recuerdos más fuertes estén fijados por la presencia y participación de los hijos, creo que es algo natural y que no tiene nada de malo. Sólo hay que pedirle paciencia a los amigos que nos leen ;)
Eliminarjajajaja ¿y qué puedo decir yo? A veces me sorprendo "hablando demasiado" de mis hijas y trato de "controlarme", pero pocas veces lo logro.
EliminarAl menos podremos leernos entre nosotras y así no cansamos al resto jajajajaja.
EliminarYlba me puedo imaginar tu angustia y desesperación durante esas 4 horas, que de seguro habrán sido terribles! A mí en una ocasión se me perdió Daniela, cuando tenía 3 años, durante un paseo en Buzios, Brasil. Eramos un grupo grande, de 7 personas, y todo el mundo pensaba que el otro estaba cuidando de ella, total es que en un momento nos fijamos y Daniela no estaba con nadie!, qué susto, nos repartimos a buscarla por todo el malecón, gritando su nombre y andando de aquí para allá, por suerte la encontramos al cabo de 15 minutos, caminando a lo largo del malecón y sin señales de haberse dado por enterada de que estaba perdida. El alivio que sentimos no se puede ni explicar.
ResponderEliminarAsí que puedo imaginar el porqué de tu exclamación Aleluya! tan sentida, resumiendo en esa sola expresión el alivio y el agradecimiento que sentiste al ver a tu pequeño nuevamente contigo y a salvo.
¿Te contaron cómo y donde fue que lo encontraron?
PD: La segunda pérdida es más impactante aún, pero siento en tus palabras que realmente nunca se fue y que lo tienes presente cada día de tu vida. Gracias por compartirlo con nosotros y que el Aleluya de Handell te siga trayendo su presencia y sus recuerdos.
Tal parece que toda madre tiene una experiencia semejante. Fácilmente podríamos hacer un meme que dijera: "si no se te extraviaste cuando pequeño, entonces no tuviste infancia" ;-)
EliminarA nosotros también se nos perdió Aimée -la más pequeña-, en una plaza comercial llena de gente. Ella era ¿? de las niñas a las que le sueltas la mano, y se echaba a correr, y esa vez fue así, pero yo pensé que mi marido la agarraría en la parte de atrás. Todo fue cuestión de segundos -afortunadamente- se nos perdió de vista y no la encontrábamos entre el mar de gente. Hasta que recordamos que a ella, en esa plaza, le encantaba jugar en una rampa para sillas de ruedas que se encontraba unos 50 metros atrás. Ahí la encontramos, efectivamente, indiferente a la cantidad enorme de personas que pasaban junto a ella y sin darse cuenta siquiera de que nosotros no estábamos ahí :(
Que alegría que varias de Ustedes comparten mi historia y me comprenden, un motivo para decir de nuevo Aleluya.
EliminarTere me mataste de la risa con lo del meme jajajajajaja, deberías hacerlo y subirlo al FB.
EliminarDulce Ylba, amiga de mi alma...que felicidad inmensa poder tenerte en mi vida. Aleluya por eso también!
ResponderEliminarAlada, haz hecho brotar lágrimas de mis ojitos, te respondo con la misma expresión !Aleluya!
EliminarYlbita. ¿Supieron luego dónde había estado tu hijo todo ese tiempo? Yo de sólo imaginar que mi hermanita se extravié en la playa ya me angustio, la primera idea trágica mental es el inmenso e inestable mar; así que supongo más o menos lo que sentiste, aunque claro, debieron ser momentos horribles en la ausencia del niño. Me alegra mucho leerte por aqui. Un abrazo enorme y cálido. :)
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