La historia que les contaré a continuación es una historia enlazada entre el ejemplo de mi madre y mi experiencia como mamá.
A los 27 años cumplidos fui mamá por primera vez, tuve la comprensión de mi madre, podríamos decir que hasta su complicidad en mi embarazo, me mimaba tanto, iba todos los días a su casa al medio día a almorzar y continuar luego con mi trabajo en la tarde, en aquel entonces vivíamos cerca, y esta situación se extendió cuando me dieron el alta médica en la maternidad y no llevaba a mis hijos en brazos, sí, leyeron bien, escribí hijos, porque como madre primeriza tuve el privilegio de ser madre por partida doble, tuve gemelos bivitelinos o llamados más comúnmente mellizos, una nena que puse por nombre Belén y un varón, Joseph, que escribe también en este blog.
Les escribía que no llevaba a mis hijos en brazos porque tuve un embarazo de alto riesgo, complicado y me hicieron una cesárea antes de tiempo justamente por las complicaciones y por ende mis niños se quedaron tres semanas el varón en UCI y un mes la nena, fueron días muy difíciles, retirándome unos minutos de la sala donde estaban para apenas comer volver a sentarme al pie de la puerta a esperar a que me llamaran.
Al mes tuve a mis dos niños en casa y la tarea se volvió complicada, pero tuve una gran ayuda, mi madre, que permanecía despierta hasta la media noche ayudándome con mis hijos y a las cinco de la mañana volvía a ayudarme aun con el cansancio de sus más de 60 años a cuesta.
De ella aprendí cómo tener paciencia con un bebé regurgitador, con colitis y estreñimiento, los secretos de lograr que durmieran y aprendieran luego a comer casi de todo, en fin aprendí a disfrutar de mis hijos tanto como ella los disfrutaba. El tiempo pasó y cuando los mellizos tuvieron un año y once meses tuve a mi tercer hijo, nuevamente de mi mami aprendí cómo lidiar con tres niños pequeños, ella experta que tuvo cinco hijos, tres de ellos con un solo año de diferencia y los otros dos con dos años de diferencia, me compartió su paciencia y todo con una dulce sonrisa, con cariño y amor que aun el día de hoy les demuestra ampliamente a mis hijos.
De mi madre puedo decir que me transmitió su amor como madre, su ejemplo me sirvió muchísimo y aunque creo que uno va aprendiendo con los hijos y aun hoy ellos me sorprenden con cada cosa, el tesoro que me brinda cada día para mi es invaluable
Ah, qué historia tan bonita! No tengo hijos aún pero cuando los tenga me encantaría que mi mami estuviera cerca, y sé que a ella también le gustaría. Cruzo los dedos!
ResponderEliminarNo hay como la mamá para estar a nuestro lado, la mía estuvo en mis primeros tres partos, en el cuarto no pudo porque nos tomó de sorpresa, jeje, pero al igual que tu mamá fue quien me instruyó en mis primeros pasos como madre.
ResponderEliminarMuy linda y emotiva tu entrada.
mi prima tuvo al igual que tú gemelos bivitelinos, también un niño y una niña, y salió adelante gracias a su mamá.
ResponderEliminarQue difícil salir del hospital sin tus nenes en brazos
Que linda historia gracias por compartirla
Eliza, tú si que eres valiente! eso de ser primeriza de mellizos no lo puede manejar cualquiera, por suerte tuviste la ayuda de tu mami que te ayudó a sobrellevar esos tiempos lindos pero complicados.
ResponderEliminarYo creo que el instinto materno se duplica cuando una mamá tiene a su hija embarazada, pues su amor se multiplica por dos, tanto en darle cuidados a la hija como en atender a esos diminutos seres que ahora son una extensión de su familia y a quienes llegan a querer como si fueran propios. Yo tengo también la bendición de contar con mi mami para el cuidado y crianza de mis hijas, y no sé qué habría sido de nosotras sin su presencia.