domingo, 7 de diciembre de 2014

Realidad o coincidencia??

 Vengo de una isla que tiene solo dos estaciones propiamente dichas: verano y otoño. Sin embargo nosotros nos empeñamos en dividir el año en las cuatro concebidas estaciones. Lo que sí no falta en ninguna de ellas es la lluvia. Cuando está la primavera entrando, llueve...si el verano asoma...llueve...en el otoño no se caen las hojas de los árboles...pero llueve...y cuando el escaso invierno se anuncia..adivinaron!!! Llueve!!!!

Cuando digo lluvia hablo de esos torrenciales aguaceros que hacen que no se vea la acera de enfrente. De esa tromba de agua que, sin previo aviso, te pilla en plena calle, en un día reluctante de sol y te cala hasta los huesos en el transcurso de solo una cuadra (léase 100 metros).

Yo particularmente detesto mojarme en el aguacero con la ropa puesta y más aún los zapatos!!!! Ese sonido de plash plash que hacen los tennis cuando están empapados me pone de los nervios!!! Pero si estoy en casa, me encanta escuchar llover. Es como un arrullo que te invita a la cama, que te acuna, que te cierra los ojos.

Pero viviendo aquí descubrí que hay algo que me molesta más: la lluvia europea.Sí, leyeron bien...la lluvia europea. Y es que aquí no llueve con propiedad...aquí en vez de llover a cántaros durante dos horas y ya está, se la pasa la lloviznita todo el día...finita..pero pertinaz. Suficiente para estropearte pelo e indumentaria si vas a salir, hacer prácticamente imposible que el piso se seque luego de limpiar y, por supuesto, que limpiar sea un absurdo pues cada pisada (o huella en el caso de mi perro) se queda marcada como si a fuego fuese.





Pero esta no es la historia...esto son solo pensamientos en voz alta. 

El asunto es que mi prima hermana (la única que tengo) vive en Cuba, en la provincia de Villa Clara, en un pueblito que no aparece en el mapa y rodeada de las montañas que forman el macizo del Escambray. Es un lugar silvestre, que no tuvo corriente eléctrica hasta el 1996, que no tiene alcantarillado, donde las casas están pegaditas al río o a la montaña. Un sitio que para muchos sería un infierno, pero para mí, mientras viví en Cuba, era el mismo paraíso. Era el lugar perfecto para desintoxicarme de las ansiedades y prisas de la capital, para ir luciendo solamente unos shorts rotos y una camiseta, el cabello suelto, bañarme en el río y pensar EN NADA. 

Ahora bien, ese lugar paradisíaco tiene sus inconvenientes. Tradúzcase ranas ( a las que les tengo pánico), arañas y cuando llueve el fango hasta la rodilla. Mientras no llueva para mí todo está perfecto ya que las ranas se mantienen controladas y se puede caminar sin atascarse en el lodo. Pero, como al que no quiere caldo le dan tres tazas, cada vez que voy a Ranchuelito (que es como se llama) rompe a llover. 

No importa si hay una sequía de cuatro meses, solo llego yo y llueve...pero con ganas!!! De hecho, el esposo de mi prima espera siempre con ganas que yo haga entrada triunfal en Ranchuelito porque así sus cultivos de arroz salen más que beneficiados (como sabrán el arroz necesita mucha agua para crecer). Una vez hasta me prometió que si lograba que lloviera por más de dos horas me haría los tamales de maíz que tanto me gustan. De más está que diga que me comí los tamales.

Pues bien, este verano mi esposo, mi hijo y yo fuimos a Cuba para que él conociera a mi familia, y , por supuesto, fuimos a Ranchuelito. Hacía un día radiante, sol, cielo azul, el verde del campo y el puerco asándose en púa para acompañar las cervezas frías. Todo a pedir de boca!!!!




¿Demasiado lindo para ser real, verdad?  Pues sí...porque a la hora de estar allí el cielo se cerró, aparecieron nubarrones negrísimos y rompió a llover como si fuera el diluvio universal. Y a correr todo el mundo a tapar el arroz moro, el puerco que se mojaba, la leña que se apagaba y todo eso chapoteando a través de los charcos que se formaban aceleradamente.





Al final todo se resolvió porque había ganas de divertirse y salud para hacerlo pero me quedó al menos la compensación de que, aún viviendo fuera de Cuba, no he perdido el toque!!!

4 comentarios:

  1. es que ver llover es lindo pero no mojarse jejeje

    acá en San Luis Potosí, México, llueve también como brizna. Decimos que no llueve pero como nos moja!

    jajajajaja te pasaron la maldición de Tlaloc jajajaja y ahora desean que vayas y los visites para que llueva!!! jajaja

    bien por ti, quizás sería la solución a las sequías mundiales :)

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  2. Karelia, a eso me refería yo cuando dije que me gustaba la lluvia pero no los días lluviosos, jajaja, veo que no soy la única.

    Acá también tenemos dos estaciones, invierno (lluvia) verano (sin lluvia) cada una dura seis meses, así que cuando llueve ya sabemos lo que nos espera :D

    Es muy lindo ir a desintoxicarse como lo mencionas, y más si es a un lugar como Ranchuelito, donde no hay contaminación de ruido ni de nada, qué bueno que pudieron ir a visitar a la familia y sobretodo a llevarles la bendición del agua :D

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  3. Jajaja! No te conocía esta faceta, prima!

    Esas "lluvias europeas" como les llamas son insoportables. Esta gente no conoce lo que es un buen aguacero tropical, ni un mar encabritado... El mediterráneo es un plato todo el año!

    En Ranchuelo estuve alguna vez, ahí vivía la familia de una amiga mía y me invitaron en algunas vacaciones, pero no sé si es el mismo que Ranchuelito. Tu Ranchuelito se ve lindo!

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  4. Karelia parece que tú eres como la familia Monster, que lleva su propia nube de lluvia sobre la cabeza jajajaja.

    Al menos bien por el arroz, que seguramente espera ansioso tu llegada cada temporada :D

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