lunes, 1 de diciembre de 2014

Foto-crónica de un paseo en barco bajo la lluvia

Me van a perdonar, pero buscando una anécdota con este tema de la lluvia vuelvo a caer en el viaje a Suiza del verano. Si sigo así, al final terminaré contándoles todas nuestras peripecias en ese país. 

Creo que nunca había estado en un lugar con un clima tan inestable. El sol, el viento, la lluvia, el frío, el calor... De la mañana a la noche todos los elementos se alternan sin orden ni concierto y uno no sabe a qué atenerse. Hay que salir con varias capas de ropa más protección contra la lluvia, seguros de que durante el día habrá ocasión de ponerlo y quitarlo todo más de una vez. 

En algún momento del segundo día de nuestro viaje, cruzamos en barco el lago de Lucerna desde un pueblo llamado Küsnacht hasta la ciudad de Lucerna. Mientras estábamos en el embarcadero esperando nuestro transporte el clima se mantuvo muy agradable, siempre con algo de frío aún en verano (sobre todo para nosotros venidos del sur) y un poco de niebla en las cimas cercanas pero soleado. 

Küsnacht

Luego llegó el barco, una  reliquia casi. Era un vapor de ruedas de nombre Schiller con más de un siglo en sus costillas y muy bien conservado, “como todo en Suiza” -nos dijo nuestro anfitrión. 

¡Ya viene!

Ahí bajo el nombre se podía ver una de las ruedas que propulsan el barco.

El motor que data de 1906... ¡como nuevo!

El lago tiene una forma muy irregular y es bastante grande, de modo que -explicó una voz en el megáfono del barco- en la travesía es posible que el tiempo cambie. Y tuvimos oportunidad de comprobarlo. A poco de partir, nubes oscuras comenzaron a amontonarse sobre nuestras cabezas y cuando íbamos por la mitad de la travesía se desató una tormenta fea, con rayos y todo, que levantó incluso un poco de oleaje aunque nada peligroso. Es una pena, pero no se me ocurrió hacer una foto del momento de la lluvia; estaba dentro tomándome un café calentito y ni lo pensé. Por suerte, no tardó en amainar y finalmente desaparecer, dejándonos como recuerdo un hermoso arcoiris.



Cuando por fin llegamos a la ciudad de Lucerna, el sol volvía a brillar como si nada hubiera pasado.

Llegando a Lucerna

El Schiller en toda su gloria, esperando pasaje para una nueva travesía.

He aquí la razón de que visitáramos Lucerna: "El puente de la capilla", el puente de madera más antiguo de Europa (s. XIV) y el segundo más largo.  Lleno de flores, con cisnes alrededor... ¡un sueño!


No tengo fotos de la lluvia de ese día, pero sí de la de ayer. Torrencial como pocas, digno colofón para una semana de lluvias diarias.  


11 comentarios:

  1. ¡Qué rico! ya estamos haciendo el viaje contigo, jeje, que linda es Lucerna. Con eso de la lluvia que va y viene, es tan común estar en el punto exacto donde de un lado llueve y del otro no.
    Linda publicación ¡gracias!

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    1. Lucerna y toda Suiza, Miriam, el país es una belleza! qué bien que te gustara!

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    2. Me fascina Pelusa, ya sabes que mi sueño es ir a Europa, Viena es mi motivación especial, pero si puedo llegar a Suiza no me molestaría :D

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  2. Puedes contarnos de Suiza, todo lo que gustes!!!

    acá en México, varias ciudades son así, no sabes como salir jijij

    ¿y no les dio miedo la tormenta?

    Que hermoso arcoiris!!!!

    wow que foto de la entrada a Lucerna y del puente!! ¿me das permiso de usarlas de papel tapiz?

    y sana envidia de verdad, un día tengo que ir a Suiza!!

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    1. Ya irá saliendo, Hilda. Poco a poco, o mucho a mucho, ya veremos, jejeje
      El clima tan inestable debe tener que ver con las muchas montañas, digo yo. A lo mejor en las ciudades de Mex también.
      No dio miedo. Adentro estaba calentito y muy acogedor, en un ambiente todo de madera, con un capuccino delicioso en las manos. Ni me acordé que había tormenta!
      El arcoiris era ya el segundo que veía ese día. Por la cantidad de arcoiris que se ven en Suiza, no me extraña que sea un país tan rico. El tesoro del final del arcoiris debe estar ahí seguramente ;)
      Úsala, úsala, claro que sí.
      Tienes que ir, sin dudas!

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    2. jajajaja genial

      si, supongo que es por eso

      ah que bien, eso significa que el barquito no se movía mucho con la tormenta

      jajajajajaja claro que si, ese arcoiris es la respuesta jajaja

      gracias!! las usaré!!

      ay si, algún día, algún día

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  3. Estás más que perdonada!!! Es una maravilla ese barco, todo lo que nos contás de Suiza...y además me encanta ver lo bien que lo pasaste. Yo también termino cayendo con frecuencia en recuerdos de viajes, pero es que es cuando uno más abierto está a las cosas nuevas, lindas, a dejarnos sorprender...y justo hablamos de Schiller y de Guillermo Tell hace un par de días! te das cuenta!? Besotes bella.

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    1. El barco era impresionante, Ceci. No por el tamaño sino por lo antiguo y lo bien cuidado. Parecía nuevo!
      Viajar ha de ser la segunda naturaleza del hombre, digo yo ;)
      Schiller... ya voy llegando. Tengo unos cinco libros antes de él en la lista.

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  4. Que barco tan bello y todas las imágenes conque nos has deleitado, un viaje para no olvidar, gracias por compartir tus experiencias, sigue disfrutanto para alegría de todos tus amigos.

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  5. Me trasladé mentalmente a Suiza con tu relato, que delicioso que es leer tus anécdotas

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  6. Elena!!! quiero ir a Suiza!!! después de ver tus fotos y de leer tu relato creo que voy a tener que empezar a hacer la alcancía para ver si algún día se me cumple el sueño de visitar sitios tan hermosos como ese.

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