domingo, 19 de octubre de 2014

Convergencia del Enamorar y la vida

Colaboración de Luisa Adriana

Donde convergen el “Enamorar”, con la vida, el desarrollo de emociones que nos van permitiendo ser mejores seres, ser felices,  quizá de encontranos con nuestra media naranja, o la mitad  de un algo que puede faltarnos para caminar por el mundo. Pues creo que todos decimos que el “Enamorar” es parte de tener pareja, de poder incluso convivir con ella, sin embargo “Enamorar” es un efímero, porque  es un placer hasta momentáneo por los collares de una vitrina, la blusa que lleva otra al pasar a nuestro lado, una sonrisa, unos ojos que mirones nos hacen colorear, por un sabor que no se conocía, o incluso por ese café servido en el momento justo, a la caricia materna de un instante cualquiera, o la palabra paterna precisa, tiene que ver con afecto, con placeres – cuentan los mundanos- en sí, con lo que mucho queremos hallar para sentirnos plenos y manifestarnos hacia la vida.

Pero ese “Enamorar”, que nos pone la vida de cabeza, que nos hace fluir desde nuestro interior algo más que buenos momentos, ese algo que nadie más puede interpretar y que en definitiva se convierte en el significado que le damos a la palabra amor, y que empieza  a vivir dentro de nuestro ser, que se lleva en el alma y va siendo como un fluido más que nos hace sentirnos vivos; ese aparece, asoma, y nos da luz de la manera menos original, y se me antoja decir muchas veces no somos los más perceptivos para darnos cuentas que lo tenemos a nuestros pies.


 Yo interpreto “Enamorar” como algo que  Cautiva, y  sin ir a pormenores, nosotros, (Héctor y yo) no, nos casamos con el enamoramiento de ser incapaces de estar separados, menos por capricho, nos cautivó la sensación de reconocer que juntos podríamos lograr algo; que un día incluso nos podríamos “Enamorar” con el corazón. 



Me veo con el entusiasmo de sentirme reflejada, o ver en los hijos reflejado a mi esposo, puedo entonces decir que me he podido “Enamorar”. Los hijos nos enseñan, como fuimos, como somos, que hubiéramos podido ser, y no por que los eduquemos a nuestra semejanza, es por eso que ellos llevan innato, desde su procreación, desde su estado de gestación, lo que tomaron de nuestros genes. De ese algo que un día resulta convirtiéndose en la misma actitud, la misma mueca, la misma idea preconcebida, los mismo ideales-no implantados-, pero que emanan como si lo hubieran sido. Juan Felipe el mayor, me recuerda las miradas furtivas “cautivadoras”, una sonrisa a tiempo, un piropo mal dicho, una palabra cariñosa en un buen momento, pareciendo frio y despreocupado es leal, si se entrega lo hace en su todo, solo importa lo importante, parece su consigna; no trasciende mucho en emociones, pero es supremamente sensible; aun con sus respuestas tajantes y un poco voluntariosas es un compañero excepcional;
Daniel Santiago el menor, es más calculador, le gusta planear, es comprometido, su alegría y sentido bonachón es lo más antagónico con su padre, es firme en sus convicciones, el sentido del cuidado por el dinero le augura un bienestar futuro; no soporta el tiempo desocupado, sabe perder el tiempo, muchas veces quiere ser muy cariñoso y luego puede ser muy lejano, poco comparte de su sentir interno, es cerrado en este aspecto, hay que descubrirlo con cuidado sin que pueda sentir que se han entrometido en su intimidad, pero su cariño parece un abrigo, es cuidadoso en su vestir le da importancia a ese verse bien, como parte de su personalidad. 

Y entonces, que paso??, entonces es cuando reconozco que ese “Enamorar” a significado mucho más de lo que siquiera un día pensé, ni formo parte del explícito “si”, nos casamos, creo que entonces no tenía la conciencia de con quien me encontraría, y menos como sería el curso de las cosas, yo soy como Juan Felipe, vivo el momento, tomo lo que va llegando y le doy la importancia que corresponde, claro soy supremamente detallista, y cuidadosa en lo que entrego como Daniel Santiago, si voy a dar algo, cuido de llegar con lo justo, pero no puedo tener el control de mis sentimientos como él, ni el plan para todo. 

Y vuelvo a caer, que por lo menos nuestros hijos son un reflejo de lo que nos enamoró del otro, y que seguramente esto que he aprendido de ellos, es lo que nos está otorgando un reconocimiento nuevo para estos años que llegan dulcemente donde el hacer sus mundo nos permite a la sazón compartir nuevos momentos e ir preparándonos para esos días en que los hijos se alejan, nos dejan su huella marcada en cada rincón de la casa, y nos atrae la esperanza de verlos muy pronto, pero con la certeza de que tenemos un fuerte lazo que nos ha unido, que construimos un todo, y sin temor a equivocarme, hoy día realmente estamos enamorados, nos enamoran muchas cosas, nos cautivan los días futuros, cuando podamos recordar lo que fuimos y lo que llegamos a ser, como las actitudes de nuestros hijos hoy no lo pintan.

No fui enamoradiza, en sentido de parejas, si de muchas cosas, como la lectura, la música, el hogar, la familia, compartir, divertirse, los amigos, deportes, conversar, reírse, soñar, ilusionar mejores días, añorar momentos, y mucho más; pero al fin “Enamorar”, todos los días hacemos algo para ese u otros seres que nos mantienen unidos a la vida, y siento entonces que la palabra cobra su significado en la trascendencia física con los hijos, que si bien digo hoy, no son fruto del amor, son fruto de la cautivadora idea de sentirse amado y poder brindar amor. Así que sin más, me parece que cada vez que se pueda pensar en “Enamorar”, es mejor pensarlo en el gusto de dar, de ofrecer, de la entrega. Algún día se verá en el espejo el reflejo propio. El mío, ahora quedo descrito.


________________________________________________


Soy Luisa Adriana, Colombianísima, amante de la vida, las letras, la música, profundamente entregada a vivir tranquila en armonía, con mis adorados hombres. Anhelo en este espacio con tan grata idea poder compartir ideas que te quedan rondando en la cabeza.

8 comentarios:

  1. Tendré que esperar a tener hijos, pues, para poder comentarte... ;)
    No, es chiste.
    Creo que esto del enamoramiento tiene que ver con la experiencia de cada cual, como lo demuestra tu texto. Para mí, dentro de una pareja estable tiene que ver no tanto con un momento en el pasado sino con la elección que hacemos diariamente. Y en ese sentido, la canción que propones de Juanes me parece que lo refleja muy bien. :)
    Gracias por la reflexión y la linda historia. Espero un día encontrar en mis hijos el reflejo de esa parte nuestra que no alcanzo a ver.

    ResponderEliminar
  2. Linda familia Luisa, tienes motivos de sobra para vivir enamorada :)

    ResponderEliminar
  3. preciosos, no sé, la manera en que te miraba tu esposo en esa primera foto, a mi me pareció si no enamorado, totalmente alelado con esa cara tan bella que estaba mirando

    ResponderEliminar
  4. Luisa tiene una hermosa familia, conozco a sus hijos y a su esposo y créanme que son una familia envidiable, todos son muy amables y divertidos, y con Ceci tuvimos el placer de verlos, Luisa me encantan las fotografías.
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. lindas fotos que reflejan el paso de tiempo, te ves genial en la foto de la boda, digo, en todas, pero más en esa.

    ResponderEliminar
  6. Buan noche, Gracias a cada uno por sus comentarios, en realidad no es sencillo, expresar cosas de estas, pero al parecer han logrado motivarme...Lo mejor es estar y aprender a enamorarse día a día.
    Saludo

    ResponderEliminar
  7. Hermosa y querida familia. Los extraño! Gracias por haberme hecho sentir en familia. Besos a tus muchachos y a ti , muy especiales.

    ResponderEliminar
  8. Luisa me encantó lo que expresaste y cómo lo expresaste. Yo creo que me enamoro todos los días de mis hijas, es que cada día encuentro en ellas algo que me hace quererlas más.

    ResponderEliminar