miércoles, 29 de octubre de 2014

Un Apéndice Llamado Guitarra

Colaboración de Releante

Hola a todos. Vaya vaya vaya. Os prometo que lo intenté, que lo intenté de verdad. Además en varias ocasiones y en distintas etapas de mi vida, más niño, más adolescente, joven, adulto inmaduro, adulto inmaduro que se cree maduro y nada más, puesto que en mi paternidad inmadura, lo he dejado por imposible. Lo intenté con profesores profesionales, profesores no profesionales, uno que pasaba por allí, un amigo que casi deja de serlo, cursos por correspondencia, o por inspiración propia del artista... pero nada... nada de nada. Parece ser, que mis dedos en formas de lorzas no permiten la perfecta adaptación de los apéndices dediles a los trastes del mástil, impidiendo que las notas suenen medianamente armónicas, provocando un solapamiento de las mismas, con un resultado final de estridencia crónica,  con carencia absoluta de armoniosidad y musicalidad. 

Si amigos, pero esto no impedía que cada vez que lo intentaba, mi imaginación se lanazase al mundo del espectáculo y me situaba ahí arriba, en el escenario, con mi guitarra, en un concierto acústico, donde las masas coreasen cada una de mis notas, yo, el público y un apéndice nuevo de mi cuerpo, llamado guitarra, nadie sabría donde termina el hombre y comienza el instrumento, nadie, porque seríamos uno solo.... pero claro, esto solo ocurre en mi cabeza.

La verdad, es que lo de los dedos era la excusa que me ponía todo el mundo, por ser delicados, digo yo, pero en realidad, yo se la verdad, y como no, ¿quien me puso los pies en el suelo?, mi mujer. Mi incapacidad absoluta para el mundo del baile, mi don de gallítono en el arte del bel canto era claros indicios para volver a este imaginativo hombre,  al mundo real. Mi sentido del ritmo, es nulo, así de claro lo digo, cuando comienzo a cantar, provoco la migración de cientos de aves, incluidas las que no saben volar, en mi pueblo conocido soy, por provocar bandadas de gallinas escapando a lugares más fríos, con tal de no escuchar mi grácil voz. Esto con el canto, en cuanto al baile, mejor no comentar, hablan por si solos los pies de mi mujer, que cada vez que echamos una pieza, tiene que ponerse zapatos tres números más debido a los hinchazones. Así que es lo que hay, mi incapacidad musical, mi falta de ritmo, mi ausencia de afinación y de oído para el arte, ha provocado que aparte mis ansias de tocar y dedicarme al placer de escuchar. 

Por que si amigos, estoy enamorado de la guitarra, me encanta el sonido de una buena guitarra en manos de un buen guitarrista. Pero yo me enamoré  de la guitarra gracias al heavy metal, al sonido potentes de las guitarras eléctricas, a sus finísimos punteos, me encanta. Después me seguí enamorando de las otras artes de la guitarra, guitarra española, pero para mi, sentarme en mi butacón, con un poco de Striani, es como ir al séptimo cielo, y quien sabe, a lo mejor, algún día, vosotros, en vuestros sillones, os relajéis escuchando un gran tema de Releante guitar band.... creo que mi cabeza empieza a volar de nuevo, así que será mejor que os deje, por lo menos hasta el siguiente escrito, o quien sabe, el siguiente concierto. 

Un abrazo.


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Hola, soy Releante, y además de estar súperagradecido e ilusionado por estar aquí con vosotros, estoy también asustado. Soy un sencillo hombre de una pequeña ciudad de España, La Coruña. Marido, casado y felizmente casado, soy padre de dos hijos, niña y niño. No soy ni un gran literato ni un gran lector, debido al poco tiempo que tengo, y a lo bastante perezoso que soy, me cuesta echarle la mano a buen libro, por miedo a no poder acabarlo, pero trataré de corregirme. Espero amenizaros y que os gusten mis intentos de relato y también estar a la altura de vuestros escritos. Muchas gracias por acogerme y también deseo que disfrutemos juntos. Un abrazo.

Mi blog personal: El sillón de papá

7 comentarios:

  1. Jeje, parece que tú y yo tocaremos en la misma banda, si me aceptas como compañera, jajaja.
    Eso de los dedos difíciles era mi mejor excusa :(

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  2. Nunca he tomado clases de guitarra, son un poco torpes los dedos, gracias por compartir este texto, una escritura maravillosa.
    Saludos

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  3. jajajaja me encantó!!! felicitaciones por intentarlo aunque no lo logres, hay quienes por más que queremos, de oído musical y demás bondades, llegamos tarde a la repartición de esos dones.

    Y pues si alguna vez Releante, necesitas quien te acompañe en el coro, tú nomás dime. Que cuando canto en la Iglesia, Dios se tapa los oídos jijiji
    Eso si, en el heavy metal no jijiji no me gusta

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  4. gracias por tu sinceridad, jajajaja si te sirve de consuelo yo también soy zurda de las 2 manos, solo que a diferencia de ti, ni siquiera lo he intentado, me encanta ese maravilloso sonido, pero las fuerzas cósmicas han querido que yo sea una simple observadora

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  5. ¡¡Qué maravilloso encontrarte por acá Releante!! Me encanta coincidir en este espacio y seguir leyéndo las maravillosas anécdotas que siempre he disfrutado en tu blog.
    Te aprecio mucho amigo y me encanta leerte.

    Y bueno, tal vez faltó un poquito de paciencia. Habemos simplemente quienes estamos negados para ciertas cosas. Yo también lo intenté varias veces, con maestros profesionales, en gutarra clásica y guitarra popular, pero no pasé de simplemente "rascarla" para tocar al mismo ritmo que mis compañeros de coro. Sin embargo, he pasado momentos super lindos en compañía de mi guitarra; a solas y acompañada. Hoy por hoy, el karaoke en las fiestas le ha robado mucho protagonismo, pero yo sigo prefiriendo el sonido y la manera en que una guitarra puede unir a un grupo de gente en un encuentro sumamente íntimo y acogedor.

    Nos seguimos leyéndo compañero ;-)

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  6. Ah! Creo que ya tenemos guitarrista para nuestro coro, jajaja!
    Genial, Releante, como siempre. Tus textos son garantía de un buen rato siempre. Gracias!

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  7. Releante que risa me causó eso de que cuando cantas provocas la migración de las aves, incluso de las no voladoras jajajajaja.

    Bien por esa perseverancia, yo lo intenté sólo una vez, pero no era capaz de presionar las cuerdas con la fuerza suficiente para que dieran la nota correcta y abandoné al instante.

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