Cuando me
estrené como docente, los directivos me asignaron, imagino que como novatada,
la materia más aburrida y árida del temario, “Metodos de investigación I” para
un grupo de adolescentes revoltosas de primero de bachillerato.
Mal que bien logré sobrellevar el
curso haciendo que se interesaran en saber elaborar tablas de verdad y comprendieran
la importancia de los silogismos y otras linduras. Logré incluso motivar a
algunas de mis alumnas en las peculiaridades del método científico. Como ésa
fue la parte del curso que tuvo mejor acogida, al momento de diseñar el examen
final decidí darle más peso.
Pero al momento de querer
preguntarles cómo explicarían y aplicarían el proceso de “observar-formular
hipótesis-recabar datos- … etc.” me encontré en un atolladero. En esas estaba
devanándome los sesos cuando en uno de esos brincos raros que da la mente
recordé un viejo (y malo) chiste que circulaba en la facultad. Decidí
transformarlo para que describieran cómo enfrentarían un problema en concreto recabando
datos, haciéndo y contrastando hipótesis y elaborando una teoría explicativa
(las respuestas, por cierto, fueron muy ingeniosas).
Total, al momento de repartir los
examenes, me concentré tanto en evitar que sacaran los “acordeones” con las
respuestas o se dedicaran a copiarse, que se me olvidó el contenido del examen,
por lo que me pareció muy extraño que de repente algunas empezaban a reírse o a
poner cara de extrañeza. Al terminar el examen, más de una me comentó que nunca
les habían hecho un examen así.
Lo último fue que las “aplicadas”,
que habían exentado el examen, me reclamaron porque ellas no tuvieron
oportunidad de contestar “lo del cuentito, que, “ahora sí para no hacerles el
cuento largo”, se los pongo a continuación.
Fabula del conejito:
Ésta es la historia de un conejito que, cuando llegó a la edad de cuestionarse sobre su propia identidad, preguntó a sus padres:
--Papá, mamá, y yo... ¿qué soy?
---Ah, pues es muy fácil --respondieron sus padres. --Tú eres un conejito.
--¿Un conejito? ¿Y cómo es eso?
---Como tu papá es un conejito, y tu mamá una conejita, a ti te toca ser conejito.
Satisfecho con la explicación, corrió el tiempo hasta el momento en que salió de su madriguera la primera vez. Y… ¡cuál no sería su sorpresa al ver que había otros seres distintos a él! Decidió, pues, continuar sus indagaciones: “Animalito, animalito, y tú, ¿qué cosa eres?”, iba preguntando a cuantos se encontraba.
--Animalito, animalito, y tú, ¿qué cosa eres?
---Ah, conejito, yo soy un pato.
--¿Un pato? ¿Y cómo es eso?
---Mi papá era un pato y mi mamá una pata, y por eso yo tenía que ser un pato.
Tras varias respuestas del mismo tenor, el conejito recompuso su imagen del mundo, hasta que un buen día se topó con una mula.
--Animalito, animalito, y tú, ¿qué cosa eres?
---Ah, conejito, pues yo soy una mula.
--¡Ya sé! ¡Tu papá es un mulo y tu mamá una mula!
---No, conejito. Mira: mi papá era un burro y mi mamá una yegua. Así que yo soy una mula.
Nuevamente desconcertado, prosiguió interrogando a los animalitos del bosque, y el esquema se le complicaba cada día más.
--Animalito, animalito, y tú, ¿qué cosa eres?
---Pues yo soy un perro-lobo.
--¿¿?? ¿Un perro-lobo? ¿¡Pero cómo puede ser eso posible!?
---Ah, pues como mi papá es un lobo y mi mamá una perra, yo soy un perro-lobo.
Finalmente, cuando sus investigaciones le habían permitido intregrar una noción coherente del mundo y sus devenires, un buen día coincidió con una criatura extraña, nunca vista.
--Animalito, animalito, y tú... ¿qué cosa eres?
---¿Yo? Yo soy un oso hormiguero.
--¡¡...!! ¡¡¡No inventes!!!
Jajajajajaja, pobre hormiga, jajajajaja, con razón la cara de tus alumnos, seguro todos aprobaron el curso.
ResponderEliminarMuy buena tu primera participación, ¡felicitaciones!
Bueno, ¡me has hecho soltar la carcajada! Creo que no hubiera podido responder tu examen de la risa... Y es que sí, eso de formarse una idea del mundo es un proceso difícil y, claro, no excento de tropezones de este tipo, jajaja!
ResponderEliminarExcelente debut en el blog. :)
Será descubrir quien es el papá y quien la mamá, por donde quiera que se mire la hormiga lleva las de perder.
ResponderEliminarBienvenida al blog!!
Jajajajjaa que buen debut!!!! Bienvenido seas! Acá en la oficina les leí a todos el cuento del conejito y nos has alegrado la tarde!
ResponderEliminarCuántas fábulas nos han "vendido" en la escuela y en la vida y qué difícil es el proceso de aprender a separar la paja del trigo para llegar hasta la verdad. Un abrazo!
jajajajajajajajajaja hay pobre conejito, y así fue como se inició el psicoanálisis en animales, tremendo trauma. esa novatada te convirtió en el profesor más popular, nunca antes escuché que los chicos retaran a un profesor por no poder rendir un exámen
ResponderEliminarjajajaja Vilma, ese conejito sigue hasta la fecha en terapia jajaja
EliminarJajajajajajajaja que manera de hacer debut, simplemente genial, yo me hubiese reído mucho en el examen.
ResponderEliminarSaludos
Muy buen comentario, que exámen tal especial.
ResponderEliminarEl cuento del conejito me alegró el día
El Oso hormiguero fué el agua que derramó el vaso, se terminaron las investigaciones.
jajajajajaja...pobre conejito!!! ya con el perro lobo estaba confundido...pero el oso hormiguero ya fue demasiado!!! Yo creo que la risa no me hubiese dejado hacer el examen!!!
ResponderEliminarjajajajajaja ¿y no te demandaron los papás por ponerles ese cuento? jajajajajajaja esa anécdota la han de recordar tus alumnos todavía!!!
ResponderEliminarQué examen más divertido Aarón! yo también hubiera querido hacerlo jajajaja.
ResponderEliminarY todo un reto lograr interesar a un grupo de adolescentes en la metodología de la investigación, eres todo un maestro! yo tuve esa materia en el colegio y en la U y en ninguno de los dos sitios me gustó ni saqué de ella nada de provecho. Me gustaría haber tenido un maestro como tú.