Cuando pienso en la palabra desayuno, se me viene a la mente
mi mami diciendo que la comida más importante es el desayuno, la ha repetido
durante mucho tiempo y siempre que voy tarde y no alcanzo a desayunar. No suelo desayunar mucho y siempre como algo
antes de salir de casa, pero cuando trabajaba en la universidad había días en
los que todos pedíamos desayuno o preparábamos el desayuno, eran épocas muy
divertidas.
Esta semana en casa los desayunos han sido diferentes, mi
abuelita está de visita, aunque la causa de su visita es que se encuentra
enferma, le duelen sus articulaciones , se le dificulta bajar los escalones,
levantarse, sentarse o ponerse en pie.
El medico dice que se trata de osteoporosis y artrosis, el otro gran
problema es que al ser Bogotá tan fría mi abuelita le duelen las piernas en la
noche y no puede dormir.
En las mañanas se despierta, muy temprano, yo la molesto
diciendo que no ha hecho la cama o que no ha ayudado a lavar los platos, ella
se ríe porque sabe que es molestando, nos sentamos a hablar un poco y me cuenta
sus historias, y el desayuno se convierte en el momento en el que hablamos del
pasado, de las cosas felices y las tristes.
Es una mujer dulce y sus pasos se han hecho muy lentos y sus
voz se ha ido apagando, aunque disfruta de contar sus anécdotas y a mí me
encanta escucharla, retener su memoria oral y por qué no algún día compartirla.
Mi mami me contó una de sus historias con el desayuno, ella vivía en un lugar alejado de Bogotá, una
zona rural alejada de muchas cosas, era una vida simple pero tranquila, ellos
tenían unos obreros a los que le llevaban el desayuno y ese día mi mami, que apenas
debía tener alrededor de siete años, llevaba una cantina grande, muy parecida a
la de la leche, pero llena de agua de
panela, muy común en Colombia, con Arepas, para la época no había caminos así
que tenía que cruzar cercas y el sitio al que debía ir estaba a veinte minutos
desde la casa, cuando cruzaba una de las tantas cercas y ya próxima a llegar se
le cayó la cantina y parte del contenido se derramó, y como llevaba la medida era
probable que la regañaran porque los
obreros se quedarían sin desayuno por lo que optó por ir a un rio cercano y
llenarla.
Los comentarios de todos era que la bebida estaba fría y sin
dulce, todos se habían dado cuenta, en la noche cuando su padre llegó del campo
a la casa le contó lo sucedido a la esposa y ella reprendió a mi mami, por no
haber regresado.
La última anécdota me sucedió en Mexico, rentamos junto con
dos compañeros más una casa en Cancun en un lugar bastante normal, alejados de
los grandes hoteles, y cada mañana ellos preparaban el desayuno y yo lavaba los
platos, tarea que odio hacer, nunca me dejaron preparar ni el desayuno, ni el almuerzo. Fue una experiencia bastante
divertida, todo esto se debe a que les conté la siguiente anécdota:
Hace algunos años mi mami salió muy temprano a visitar a mi
abuelita y me despertó para que estuviera pendiente del desayuno que iba a
estar listo, solo debía apagar la estufa y el gas, había preparado un caldo de
costilla y solo faltaba unos quince
minutos para que estuviese listo, junto con un chocolate y unas arepas, muy
común en Colombia; soy de los que tienen el sueño ligero pero que aman hacer
pereza en la cama, por lo que los 15 minutos se convirtieron en una hora o más.
Me levanté angustiado y corrí hacía la cocina esperando un
milagro que me salvara, por supuesto lo que tenía frente a mí era una olla que
en su interior tenía una masa negra y seca, me asusté porque pensé que me iban
a castigar severamente, cosa que nunca han hecho en mi casa, por lo que me puse
manos a la obra, lavé la olla muy bien,
corte más papas y puse a hacer todo, al final salió bien excepto por que
olía a quemado y el sabor era agrio, en mi casa se ríen siempre que lo
recuerdan, bien dicen que al perezoso le
toca doble trabajo.
Que hermosa es tu abuelita!!! dichoso de ti que puedes disfrutar de ella..te toca recopilar sus historias y las de la familia de las que ella es poseedora para hacer que perduren en el tiempo.. ya tomé nota y cuando vengas a quedarte a mi casa..tampoco te dejaré acercarte a la cocina :D
ResponderEliminarBeso grande querido brother!
Una historia familiar muy linda, donde parece que la abuelita es el centro de ella, no hay cosa que disfrute mas una abuela, que los nietos le oigan sus historias, le estás dando a tu abuela un gran regalo sin saberlo, el de compartir con ella.
ResponderEliminarYo también viví y crecí en una zona rural, es como tu dices, una vida tranquila, donde la mínima cosa se disfruta, una flor, una mariposa, un día de lluvia, los días pasan sin que nos demos cuenta.
Parece que tus amigos en Cancun conocían de tus debilidades en la cocina, por lo que te asignaron lavar los platos y despues de comentarles esa historia, quien se arriesgaría.
Enternecedoras tus historias, Christian. Y las fotos de tu abuelita! Preciosas!
ResponderEliminarSobre todo me identifiqué con la última, porque a mí también se me quemó una vez un potaje de frijoles que me dejaron cuidando. Yo saqué todo el caldo, limpié bien la olla y lo volví a poner en ella como si nada hubiera pasado. ¡Pensaba que lo único que sabía a quemado era lo que se había pegado a la olla! :)
Preciosa historia Christian y yo me sumo a Elena...tambien se me quemo una vez un potaje de chicharos que mi madre estaba haciendo y en vez de sacar el potaje y fregar la cazuela me puse a revolverlo con lo que despegue todo el quemado del fondo y lo arruine por completo!!! :)
ResponderEliminarHola, Christian, como parte de tu realidad la familia, la unión el compartir, Ahora con tu abuelita..que bello..Yo adore a mis abuelas, aun en su realidad lejana fueron seres de realidades que nosotros ni imaginamos. Tu cercanía a ella quizá te pone de presente, que el desayuno o sentarse a la mesa es una muy buena manera de acompañarse y hacerla sentir bien. Lo de la cocina...hummm ya lo sabíamos..pero yo te dije,,si le pones amor..seguro algo te funcionara, eso nos enseño mi abuela paterna..Claro (eso no quiere decir que todo..jajaja) Buen domingo
ResponderEliminarQué lindos momentos con tu abuelita Christian, ¡disfrútalos mucho! Se nota que entre ustedes hay feeling, mira que hacerle esas bromas, mi mamá se sentiría muy desdichada si sus nietos le dicen algo así, jeje.
ResponderEliminarA ti te tocó el refrán de "cría fama y échate a dormir" tienes que trabajar en algo para cambiar eso.
esos ojos tan bellos que tienes ya veo de dónde los heredaste! la abuelita es preciosa, que maravillosa oportunidad para hacerte con unas cuantas historias. en secreto te cuento que también me ha pasado lo de tratar de recuperar un caldo o sido quemado, no me gusta tirar la comida, traumas de niñez, el sabor es exactamente como dices, amargo y el olor pésimo, pero me hago la loca, con hambre cualquier cocinero es chef
ResponderEliminarHola Christian. Que mal la situación de tu abuelita, espero que pronto se mejore, de verdad. Me gustó mucho la historia del agua de panela del rio, jaja, de niños las preocupaciones que ante los ojos de adultos son pequeñas ante los ojos infantiles son enormes y se hace lo posible, sea lo que sea para remediar el daño hecho para evitar el castigo así la cosa sea contraproducente. Tu propia historia fue muy divertida también. Saludos.
ResponderEliminarChristian las fotos de tu abuelita me llenaron de ternura, y cómo hablas de ella! me encanta la forma como nos cuentas de sus andares y sus conversaciones, puedo sentir que la quieres muchísimo y que ella te adora.
ResponderEliminarY la verdad me dio mucha risa tu aventura con el desayuno quemado jajajajaja, es que quitar el sabor a ahumado es muy difícil, así que ni con la olla lavada podrías haberlo disimulado, para la próxima prepáralo en otra olla.
Y muy sabio el dicho: el perezoso trabaja dos veces jajajajajaja.
que belleza de abuelita tienes!!!
ResponderEliminarmenos mal que solo le tocó regaño a tu mami, pensé que le había tocado una tunda jeje
ay que pesar de que tu trabajo resultara infructuoso porque la olla se quedó con el sabor de lo quemado :(