Hablar del cerebro, debería ser muy fácil, tratándose de ser quien controla todo nuestro cuerpo y aunque no me gusta que me controlen, debo reconocer que entre él y yo, mantenemos una relación diaria y necesaria, pues sin su existencia no me sería posible moverme, pensar, aprender o recordar tantos sucesos que me han sucedido en esta larga vida que llevo.,es decir no podría vivir, pero aunque él parece que no envejece, si he notado que está un poco cansado de acompañarme, ya mis movimientos se hacen mas lentos, ya no logro recordar algunos sucesos y personas a las que quise mucho, a pesar que trato de alimentarlo bien y mantenerlo en movimiento todo el tiempo, algunas veces se pone pesado, y me quiere abandonar.
Siempre se ha hablado del corazón cuando se habla de amor, a Cupido lo ponen apuntando al corazón, pero tendrá que apuntar al cerebro, pues ya es sabido que las cosas del amor también las controla el cerebro, así de controlador es mi amigo.
Pero como no me pidieron que hablara de mi cerebro, trataba de recordar una anécdota en mi vida donde esta palabrita estuviera, cosa que ya se me estaba haciendo difícil y vino Loly a comentar algo que me dio una luz para hacerlo, por lo que debo agradecerle.
Cuando uno de mis hijos terminó la primaria, fue tanta su emoción, no solo por el hecho de que comensaría el bachillerato, sino que ya con 12 añitos, pasaría a ser no un niño sino un joven y con esta responsabilidad en sus hombros,se prometió. desde ese momento ser el mejor de la clase, casi como el abanderado del grupo, efectivamente siempre sacaba buenas notas, se dedicó por entero al estudio, dejando a un lado, juegos, cine, TV, paseos y todo lo que pudiera quitarle tiempo a sus estudios.
Entre sus compañeros, había uno delgado, tímido, callado y siempre sentado en el último puesto, quien aunque no intervenía en clase, cada vez que había un examen sacaba la mejor nota, era algo así como su rival, a pesar que mi hijo hacía lo posible e imposible por ganarle, no lo lograba, al final lo aceptó y desde ese momento comenzó a llamarlo Cerebrito, pero el muchacho era tan tierno y buena gente, que terminó siendo el mejor amigo de mi hijo,
Fueron amigos inseparables durante todo el bachillerato, amanecían estudiando, comía y dormía casi siempre en mi casa, llegó a ser un miembro mas de la familia al que todos llamábamos Cerebrito
Terminado el bachillerato cada uno tomó una carrera Universitaria distinta, Cerebrito tuvo que irse a Lima, su mamá era Peruana y su padre Venezolano, pero el matrimonio estaba en crisis, al comienzo nos escribía, pero luego se fue alejando y llegó un momento que no supimos de él.
Un día mi hijo, que ya había formado una familia y tenía dos hijos, se apareció en casa y me dijo, que había invitado a un amigo suyo y mio también a cenar en casa, acepté y como es natural me dediqué a preparar lo mejor.
A las ocho de la noche de ese día, se apareció mi hijo con su esposa e hijos, mas el invitado, un Señor alto, elegante, quien me saludó con una hermosa sonriza, como mi hijo notó que yo no lo reconocía, me dijo mamá él es Agustín, me quedé mirándolo e inmediatamente lo reconocí, pegué un grito !CEREBRITO! luego nos unimos en un gran abrazo, acompañado de lágrimas de emosión de uno y otro lado.
Creo que no lo habían vuelto a llamar así, hemos continuado la comunicación, luego conocimos a su familia, esposa y cuatro hijos, estudió Ingeniería de Petróleo y esta radicado en México donde trabaja.
Siempre se ha hablado del corazón cuando se habla de amor, a Cupido lo ponen apuntando al corazón, pero tendrá que apuntar al cerebro, pues ya es sabido que las cosas del amor también las controla el cerebro, así de controlador es mi amigo.
Pero como no me pidieron que hablara de mi cerebro, trataba de recordar una anécdota en mi vida donde esta palabrita estuviera, cosa que ya se me estaba haciendo difícil y vino Loly a comentar algo que me dio una luz para hacerlo, por lo que debo agradecerle.
Cuando uno de mis hijos terminó la primaria, fue tanta su emoción, no solo por el hecho de que comensaría el bachillerato, sino que ya con 12 añitos, pasaría a ser no un niño sino un joven y con esta responsabilidad en sus hombros,se prometió. desde ese momento ser el mejor de la clase, casi como el abanderado del grupo, efectivamente siempre sacaba buenas notas, se dedicó por entero al estudio, dejando a un lado, juegos, cine, TV, paseos y todo lo que pudiera quitarle tiempo a sus estudios.
Entre sus compañeros, había uno delgado, tímido, callado y siempre sentado en el último puesto, quien aunque no intervenía en clase, cada vez que había un examen sacaba la mejor nota, era algo así como su rival, a pesar que mi hijo hacía lo posible e imposible por ganarle, no lo lograba, al final lo aceptó y desde ese momento comenzó a llamarlo Cerebrito, pero el muchacho era tan tierno y buena gente, que terminó siendo el mejor amigo de mi hijo,
Fueron amigos inseparables durante todo el bachillerato, amanecían estudiando, comía y dormía casi siempre en mi casa, llegó a ser un miembro mas de la familia al que todos llamábamos Cerebrito
Terminado el bachillerato cada uno tomó una carrera Universitaria distinta, Cerebrito tuvo que irse a Lima, su mamá era Peruana y su padre Venezolano, pero el matrimonio estaba en crisis, al comienzo nos escribía, pero luego se fue alejando y llegó un momento que no supimos de él.
Un día mi hijo, que ya había formado una familia y tenía dos hijos, se apareció en casa y me dijo, que había invitado a un amigo suyo y mio también a cenar en casa, acepté y como es natural me dediqué a preparar lo mejor.
A las ocho de la noche de ese día, se apareció mi hijo con su esposa e hijos, mas el invitado, un Señor alto, elegante, quien me saludó con una hermosa sonriza, como mi hijo notó que yo no lo reconocía, me dijo mamá él es Agustín, me quedé mirándolo e inmediatamente lo reconocí, pegué un grito !CEREBRITO! luego nos unimos en un gran abrazo, acompañado de lágrimas de emosión de uno y otro lado.
Creo que no lo habían vuelto a llamar así, hemos continuado la comunicación, luego conocimos a su familia, esposa y cuatro hijos, estudió Ingeniería de Petróleo y esta radicado en México donde trabaja.
Disculpen la ensalada de letras, quise hacerles fácil la lectura y colocar las letras mas grande, y mira lo que me sucedió.
ResponderEliminarYa te lo arreglé, Ylba. :) Pa' eso estamos.
EliminarElena, eres un ángel.
EliminarYlba es la mejor historia que he leído, eso de reencontrarse con amigos tan queridos debe ser una dicha, y lo que es mejor poder seguir en contacto, quiero agradecerte por tus historias, las leo con gran placer.
ResponderEliminarSaludos
Christian, es un honor el que te haya gustado mi historia, eres una persona muy especial.
Eliminar¡Que linda historia, Ylba! Hay personas que llegan a ser muy queridas y después la vida por alguna razón termina separándonos. ¡Qué lindo que se dio un reencuentro entre ustedes!
ResponderEliminarY eso de que tu cerebro esté cansado de ti... ¡lo dudo!
Besos!
Elena, No lo dudes a veces se me pone caprichoso, lo que sucede es que él sabe que tiene que responder o lo castigo, por lo que me respeta mucho.
EliminarAún así yo lo adoro.
No hay placer comparable con el de reencontrar a un amigo que hace tanto tiempo no vemos!
ResponderEliminarHermosa historia, Ylba! Tus anécdotas siempre me hacen pensar en una familia grande y generosa y una casa de puertas abiertas...
Para ti querida amiga, siempre estarán abiertas.
Eliminar¡Ylbis! A mi no me gustan los apodos, pero cuando van con taaaaanto amor como estoy segura que fue tu caso con Cerebrito, se vuelven un placer...¡Qué bueno leerte!
ResponderEliminarGracias amiga, también me gusta leerte, cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos del mundo., los hijos ayudan a multiplicar la familia,
Eliminarhay ylba, siempre tienes escondidas esas anécdotas tan lindas, me encanta tu relato, deberías editarlo, me declaro adicta a tus recuerdos
ResponderEliminarVilma, Y yo soy adicta a todos tus comentarios, bien sea en este blog, en facebook o donde escribas siempre los leo, porque tienes experiencias maravillosas, a pesar de tu edad.
ResponderEliminarQué linda historia Ylba, ¿ves? todo es cuestión de poner a nuestro cerebro a trabajar y las historias van surgiendo espontáneamente, me alegro poder haber dado un empujoncito para que tu historia salga a la luz :)
ResponderEliminarMe has recordado a mi hija Daniela, ella es muy buena alumna, pero tiene un compañerito que siempre saca mejores calificaciones que ella, así sea por décimas, y ella lo tiene como referente, que si J hizo bien el examen o si J se equivocó, o si ella saca la máxima nota o un reconocimiento del profesor me comenta si J también lo logró o no. Yo trato de no presionarla, sé de su capacidad para estudiar y aprender, pero también sé que sólo se es niño una vez y que ella debe disfrutar su infancia, dedicándose al estudio si, pero también dándose un tiempo para jugar y descansar. Así que si ella sacó una nota menor que J. sólo le digo que mientras ella haya estudiado y dado su mayor esfuerzo yo estoy satisfecha.
Loly, una de las desventajas de ser el mejor de la clase, es que no quieren dejar el puesto ni por un momento, un Profesor que yo tenía, decía, el 20, que es aquí la mayor calificación, es mio el 19 de los alumnos y de allí para uno de Ustedes, prefiero dárselo en la medida que cada uno haga un esfuerzo para entenderme y superarse, así es que él prefería dárselo a ese, y todos con el oído y la atención puesta en él, pués al final de la clase venían los comentarios, los cuales acumulaba para la nota final.
ResponderEliminarImagino que la emoción debió ser mucha. después de tanto tiempo. ¡Me gustó mucha la historia!
ResponderEliminarYlba, buena tarde, que bonito reencuentro,debió ser todo un gusto. Me parece que la apreciación sobre "tu cerebro", pues nos lleva una gran medida de vida y experiencias que nos permite compartas con nosotros. Un saludo
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