jueves, 9 de octubre de 2014

Los Desayunos, no son Románticos

Colaboración de Luisa Adriana

Creo que esta no fue la mejor palabra, me han hecho pensar, considerar varias perspectivas, pensar en mi hogar paterno, pensar en mis hijos, y aun en mí; en el trajín del día a día, donde incluso los desayunos se vuelven parte de la rutina, llamada salud, o bienestar -además– de otros adjetivos, pero que lo hacen un algo que no se puede evadir o me la pasaría enferma todo el día.

Pero definitivamente mi sentido Romántico, más bien escaso, vale la pena decirlo, se vio truncado sencillamente antes de cumplir un año de casada, me atrevería a decir que antes, pero preferiría mantener una distancia prudencial, porque mi esposo amadito, podría leerme.

En la rapidez del noviazgo y pronto matrimonio, (no causado por hijos prematuros); imaginaba ciertas cosas que se vivirían, aquellas simples que ves en las películas ahora sí, románticas, y una entre ellas un desayuno servido a la cama con una mesilla, decorada, ojala con una flor, un humeante café, quizá unas tostadas, y no sé, varias cosas más, un flamante y valeroso esposo entrando hacia el cuarto con ella y la gran sonrisa donde queda uno deslumbrado, y cree que es la pareja perfecta. Pues no, literalmente nunca sucedió, no crean que mi amado, no cocina, si, y bastante bien, y le gustan los buenos desayunos, pero creo a juicio de ser cruel, que en el léxico de él, sí que no existe la palabra Romanticismo.

Crédito de imagen
 Pasaban días y días, y se llegaba un fin de semana en casa, y yo me decía, ah!! se levantó, hoy si el desayuno a la cama, y nada, nunca llegaba ; un día sin más decidí que sería yo la linda esposa, me levante, claro ya sabía que le gustaba, note que no teníamos la famosa mesilla para poner en la cama, pero bueno una buena bandeja era suficiente, flores, no, pero igual ordene lo más lindo que se dio; llegue al cuarto, él ya se había despertado, yo como la reina, con mi bandeja, algunas palabras lindas, supongo, y queda el cual piedra, estupefacto, me miraba, no con rabia, quizá con decepción, o con un algo que no supe descifrar; y se sienta, con voz serena, me dice, a mí no me gusta el desayuno a la cama eso es como maleducado, es feo, de mal gusto, y más cosas;  yo no le puse la bandeja encima, creo que por no desperdiciar la comida; muy parca le dije, perfecto, entonces siéntate a la mesa, sírvete lo que desees y desayuna, yo me quede en el cuarto me comí todo así no fuera de mi gusto.  Quedo marcado, desayuno no a la cama. No me intereso hallar como hacer la diferencia, y hoy día creo que fue mejor, en la vida lo hubiera convencido.

Crédito de imagen
Gracias a mis hijos existieron algunos cambios, pero nunca llego el Romántico el especial, debí reemplazarlo, si, por una mesa muy organizada, linda, completa y deliciosa, para las fechas especiales, eso lo he disfrutado, y han sido muy halagadores;  pero quedo saldado que el desayuno no incluye ese toque que derrite (a veces) como en películas o leemos; como parte del cuento de hadas. Cuando yo decido llevarles a los chicos el desayuno, por muchos motivos, él me dice y yo?, le recuerdo lo que no le gusta, pero también nos acompaña, una que otra vez, pero más como por no sentirse solo, es mi percepción.

Y bueno, los desayunos, entonces son una rutina por nuestros horarios hoy día, entre semana en medio de carreras, el de todos, y cada uno va comiendo a su debido tiempo, me va bien desayunando en el trabajo, ahora si por salud, y les juro que jamás creeré lo que se dice en los cuentos de hadas (la realidad es que ellas nunca hablan del desayuno).
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Soy Luisa Adriana, Colombianísima, amante de la vida, las letras, la música, profundamente entregada a vivir tranquila en armonía, con mis adorados hombres. Anhelo en este espacio con tan grata idea poder compartir ideas que te quedan rondando en la cabeza.

16 comentarios:

  1. Eso se llama un desaire al cuadrado!!

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  2. A mi no me hubiera importado desperdiciar la comida ni manchar el acolchado..yo le hubiera partido la bandeja en la cabeza....habrase visto tamaño desaire...mal ahí esposito eh! se me cayó un idolo jajajajajja Besos amiga y para él un cariñoso recuerdo de mi parte.

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  3. A mí me hace ese desaire y no vuelvo a pisar la cocina para preparle algo jamás! (claro ese hubiera sido el pretexto perfecto para no cocinar, y todo habría sido su culpa jajajajajaja).

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    1. jajajajaja pretextos Loly!!!

      Yo me quedé pensando que no si lo mataría jijiji porque después de todo, pues era su derecho no gustarle el desayuno en la cama, quizás debió decirle a Luisa desde antes. O bien, poner una cara más dulce, agradecer el gesto y decirle de buen modo que no le gustaba. Pero la gente es honesta y no siempre dice las cosas de buen modo

      Bien por Luisa que supo manejar el momento y me encanta que cuando puede le recuerda para que no le gusta para que no lo ande pidiendo jijiji

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  4. Yo también soy de la opinión que un desayuno en la cama no es romántico, jajajaja, aún enferma me levanto para llegar a la mesa, sólo contadas ocasiones y por fuerza mayor, así que comprendo en parte a tu esposo, no del todo, porque siendo la primera vez creo que lo hubiera aceptado y luego más adelante explicar que esa costumbre no le gustaba.
    Yo nunca lo hice con mi ex esposo, ni le pregunté si le gustaría, jajajaja.

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  5. Luisa jajajajaja que decepción, pero te soy sincero comparto la opinión de tu esposo, a mi no me gustaría tampoco.
    Saludos

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  6. Yo sí le hubiera zumbado el desayuno por la cabeza!!!! Y que luego limpiara el desastre!!!!

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  7. Hola Luisa Adriana, sé bien venida, en realidad que tampoco me agrada el desayuno en la cama, primero porque acostumbro a cepillarme los dientes antes de desayunar, segundo que pienso en las migas que caerán en la cama y de pensarlo no lo disfrutaría.

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    1. Ya empezaste con el tema de la limpieza, pareces Mónica, de Friends jajajajaja

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  8. Es que nooooo, una cosa es que no nos guste desayunar en la cama, yo nunca lo he hecho, y otra semejante desaire... hay formas y hay formas!!

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  9. ouch, dios mío, ese hombre se parece al mío, te cuento que una vez le regalé a mi animalito un juego de copas de cristal de bohemia, lo mejor de lo mejor, labradas a mano, con bordes en oro y el muy animal me ha puesto una cara de ¿y esta vaina qué es? ni te cuento que estuve un mes sin dirigirle la palabra, y bueno, el mío antes me tría el café a la cama, se siente tan lindo!!!!!

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    1. Vilma, esto me recordó a mi padre. Él le llevaba el café a la cama a mi madre, y hasta le cantaba cuando lo hacía! :D

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  10. Bueno, nunca pensé que este tipo de desayunos románticos existiera fuera de las pelis, jejeje. Creo que la última vez que alguien me trajo el desayuno a la cama fue mi madre con el biberón de leche. Y debo reconocer que a mí nunca se me ha ocurrido llevárselo a alguien... pero si lo hubiera hecho y me lo hubieran rechazado así, creo que le hubiera tirado la bandeja por la cabeza. Sin arrepentimientos!

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  11. Buen Domingo a todos. gracias por leerme y expresarme sus ideas. Casi todos coinciden en que fue un desaire, quizá yo no me fui a al extremo de mi primera intención, pues no sabíamos a fondo aun los gustos, creo; pero si he de decirles la verdad, quien limpiaría después la cama..????
    Ahora, la verdad era una idea de toque romántico, que me imaginaba que siempre funcionaba..jajaja..Ilusa..pero bueno mi realidad hoy, prefiero una mesa muy organizada, todo completo y preparado con amor..Que la cama siga limpia..!!!

    Un abrazo a cada uno.

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  12. Me recordó la escena de una de las muchachas en "Atlas de Geografía Humana" cuando se ve en un hotel con un hombre y están en la cama:

    "—¿Me quedo a dormir aquí? —me preguntó después—. Nunca sé muy bien qué hacer, no sé si es mejor irse o quedarse...
    —¡Oh, bueno...! —dije yo para ganar tiempo, porque la verdad es que ya había imaginado lo maravillosamente bien que me sentiría al quedarme sola en aquella cama tan grande y tan caliente, evocando cada una de sus palabras, cada una de sus acciones, la presión exacta de cada uno de sus dedos sobre la superficie de mi cuerpo—. Quédate si quieres, pero sólo si te apetece, o si no... Haz lo que quieras.
    Se levantó para ir al baño, y comprobé que tenía un culo estupendo, redondo, y carnoso, y duro, un culo para morder, para amasar, me encan¬tan los culos de los hombres y se lo dije, le escuché reír al otro lado de la puerta. Luego, apagó la luz antes de meterse en la cama, y me abrazó, recorriendo mí espalda con las dos manos mientras me besaba suavemen¬te en la cara, arrullándome como se suele hacer con los niños pequeños.
    —Mi instinto no falla nunca —alcancé a escuchar antes de adorme¬cerme—. Ya lo has visto...
    Amanecí en el extremo de la cama estrictamente opuesto al que él ocupaba, pero me gustó encontrármelo debajo de las mismas sábanas. En contra de todo lo previsible, el despertar también fue dulce, tanto que me atreví a pedirle una cosa. Siempre había pensado que existe una familia de signos, apenas una docena de gestos breves, sin importan¬cia, que bastan para convertir a un hombre en algo tan precioso, tan irreemplazable y tan vital como sólo algunos hombres logran llegar a ser. El primero de todos ellos tiene que ver con los desayunos. Un tío capaz de descolgar el teléfono por su propia iniciativa para pedir dos desayunos continentales con zumo de naranja, aplomo y decisión, pue¬de llegar a ser el hombre de la vida de cualquiera, eso pensaba yo, aun¬que no me atreví a llegar tan lejos al sugerírselo.
    —Pero es que yo no hablo alemán —objetó él, en cambio—, y pre¬fiero desayunar abajo, se pierde menos tiempo, ¿no?
    —Claro, claro —contesté, y no me consentí a mí misma el menor indicio de desánimo.
    Algunos días después, cuando entré en el despacho de Ana para con¬tarle cómo había ido todo, me encontré habiéndole de Nacho casi sin proponérmelo, y ni siquiera me di cuenta de que, a fuerza de prohibirme a mí misma cualquier indicio de desánimo, lo que le estaba contando cada vez tenía menos que ver con lo que había ocurrido en realidad."

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  13. jajaja ay Luisa, me encanta como aclaras que el pronto matrimonio no fue por hijos prematuros!!!

    ouch!!! ya imagino la escena, sentiste un balde de agua fría!!! ojalá en algún momento a él se le hubiera ocurrido decirte eso antes para evitarte el mal trago, pero bueno, ni modo, a veces se aprende a la mala.

    Te diré que yo no sé si podría comer en la cama, cuando hice mi servicio social, me daba flojera cenar en la mesa y cenaba viendo la tele en mi cuarto. Dejé de hacerlo cuando siempre terminaba derramando la leche en mi cama.

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