Desde que tengo conciencia recuerdo libros a mi alrededor. Mi papá y mi mamá eran grandes lectores y si en algo les gustaba invertir su dinero era en material de lectura. Tenían colecciones de novelas publicadas por Salvat, revistas de todo tipo, las indispensables Selecciones del Reader´s Digest, libros de distintas editoriales... libros, libros y más libros.
Luego, cuando hice mi aparición en el hogar algo de esa inversión de dinero se desvió hacia mí. Empezaron a comprarme libros de cuentos y revistas de comiquitas, y recuerdo claramente a mi mamá leyendo para mí frecuentemente, hasta que aprendí a leer y entonces lo hacía por cuenta propia.
Pronto mis padres se dieron cuenta de que más que un juguete, regalarme un libro era apuesta segura, así que empezaron a darme obsequios de navidad tan variados como: Cuentos de Oscar Wilde, El Quijote de la Mancha (para niños), Canción de Navidad y otros títulos por el estilo que yo devoraba y que hasta ahora conservo.
Sin embargo, hubo un libro que nunca leí...
Dentro de los libros que me regalaron hubo un par que llamó muchísimo mi atención, eran dos libros de cuentos y fábulas, pero con la particularidad de que eran historias completamente nuevas para mí, nada de cenicientas ni bellas durmientes, sino títulos tan interesantes como Los dos niños de piedra, el burrito que quería ser ladrón y otros por el estilo. Ambos libros venían en su propia envoltura, así que mientras leía ávidamente el primero, me imaginaba qué historias increíbles me aguardaban en el siguiente, hasta que ocurrió lo que ocurrió.
Un día de aquellos mi mamá tuvo un compromiso social de última hora y tenía que llevar un presente para un niño. Ante la premura de la situación, no encontró mejor salida que llevar uno de los libros de cuentos y fábulas que me había regalado, el segundo, ese que aún se encontraba en su envoltura esperando por mí. Me prometió que luego me lo volvería a comprar y salió a cumplir con su compromiso, donde todo le fue muy bien.
La mala noticia es que nunca volvimos a encontrar el libro en cuestión. Lo buscamos en un par de librerías, pero al parecer los dos ejemplares que llevamos aquella vez eran únicos y no los habían repuesto, me quedé con la pica de saber qué cuentos, fábulas e historias maravillosas me perdí con el libro que se fué.
Moraleja: Cuando te den un regalo que te guste mucho, mucho, mucho, ábrelo y úsalo en seguida, no sea que aparezca tu mamá y lo regale a un tercero.
Nota: Esta historia intentó ser censurada por una de sus protagonistas, por suerte no lo logró jajajajajaja.
La verdad es que la historia de ese libro nos ha seguido desde mi niñez hasta ahora, cada vez que veo el libro que si leí (y que ahora leen mis hijas) o que quiero hacerle una broma a mi mami se lo menciono y nos morimos de la risa. Es más, cuando le dije que la entrada que iba a publicar era sobre un libro supo de inmediato de qué iría la historia jajajajajaja.
Loly está errada, el caso es que eran libros repetidos, razón por la que tomé el otro para hacer un regalo. Hay que disculparla, ya que por su edad en ese tiempo, era muy bobita, ja ja ja.
ResponderEliminarJajajaja, qué buena salida Angélica, jajaja.
EliminarCualquier excusa que digas será inútil mami, has quedado puesta en evidencia jajajajaja.
EliminarImperdonable, Angélica María! Jajajaja!
EliminarNo han reeditado el libro? Podría volver a comprárselo aunque ya tenga muchos más de 7 años... Esa sería una buena forma para zanjar el asunto, jejeje.
jajajajajaja hay dios, ustedes hacen mi día o mi noche, ni me imagino mi reacción si me hubieran hecho algo como esto, señora mamá de loly, eso es un atentado contra la estabilidad emocional de las amantes de la lectura, jajajajajaja excelente historia, gracias por compartirla
ResponderEliminarVilma, creo que tiene un trauma con eso ya que cada tiempo se acuerda del famoso libro. ja ja. Es que apenas tenía 7 años y no le dije que íba a tomar el libro, ya que pensaba reponérselo.
EliminarVilma realmente fue un atentado a mi estabilidad emocional, no ves que aún lloro por el libro perdido? jajajajaja.
EliminarMami tenías que haberme puesto un sicólogo (o comprado otro libro para compensar jajaja)
Jajajaj las quierooo, son dos reinas!!! me encanta lo que escriben ambas, pero lo que más me gusta es cuando dialogan entre ustedes! Eso es lo bueno de las anécdotas... cada una puede recordarla como mejor le conviene! Muy buena historia! Besotes a las dos!
ResponderEliminarGracias, le dije que no escriba sobre el tema y no me obedeció, ja ja.
EliminarGracias Ceci, y tienes razón, lo bueno de los recuerdos es que cada uno los cuenta como le conviene, en este caso, la consciencia de mi mami prefiere olvidarlo jajajaja
EliminarLoly, ya te iba a aconsejar una demanda por los daños psicológicos causados por el hurto agravado de un libro tan importante para ti, pero al final veo tus carcajadas de la anécdota, ninguna lágrima, y luego el comentario de tu mamá diciendo que era el mismo libro y que por tu corta edad pensaste que era otro, no hay caso, acá la más congruente es tu mamá, jajajaja.
ResponderEliminarTu moraleja estuvo muy buena, hace poco viví algo a la inversa, mi hija uso algunos regalitos que tenía empacados para darlos de premio a quienes participaran de los juegos de un baby shower, dice que está en deuda conmigo :S
No me podría demandar Miriam, porque luego no tendría quien les cuida a sus hijas, ja ja.
EliminarJajajaja, tú si tienes tomada la sartén por el mango!!!
EliminarMiriam, ¿acaso mi mamá tiene más credibilidad que yo? mejor no me respondas jajajajaja.
EliminarAh que terrible tu hija, ¿no te creó un trauma por los regalos perdidos? jajajaja
Mami! encima me coaccionas! jajajaja
Jajajajaja, no diré nada que pueda comprometerme, arreglen este asunto en privado jajajaja.
EliminarTodavía no tengo trauma Loly, espero que ella me responda en la hora buena :)
Angélica, sucede que negocios con los hijos pequeños no se pueden hacer, siempre quedarás como deudora, así le compres una librería completa la deuda será aterna.
ResponderEliminarPero son recuerdos que mantienen esa camaradería entre las dos y algo para contar a las nietas, que estoy segura lo disfrutan mas que Ustedes.
Es verdad Ylba, ya le contamos la anécdota a Daniela y se moría de la risa :)
EliminarMe encanta esta anécdota porque tiene ambas versiones, es muy triste que pase eso, pero creo que al final de alguna manera vas a encontrar el segundo libro.
ResponderEliminarSaludos a ambas, son geniales
Pero mi versión es la correcta Christian! jajajaja
EliminarJajajaja! Pobre Loly! Mira que dejarte sin libro con lo que lo deseabas!!! :) La moraleja de tu historia está genial.
ResponderEliminarA mí me hicieron algo parecido pero con una bici. La que usaba para ir al pre ni más ni menos. Un día regresé a casa y no estaba, y mi madre muy contenta diciéndome que la habían vendido porque ella se ponía muy nerviosa conmigo en la calle en bicicleta, y que ahora podía comprarme otra cosa con el dinero. (!!!!!) Las motivaciones de los padres y los hijos pueden ser muy diferentes a veces.
Huy Elena a mí me dejaban sin bici y ahí mismo me daba algo jajajaja. Estas madres son terribles! :D
Eliminar