viernes, 24 de octubre de 2014

EL ÁGUILA Y LA GALLINA

Allá por los años 70, el padre de mis hijos, me enseñó los conocimientos más básicos de cómo se maneja un carro; como me encantan los retos, siempre que podía tomaba el carro y salía a practicar, aprovechando que en esa época en el balneario donde vivíamos no existía mucho tráfico, salvo los meses de vacaciones, así fui practicando y por consiguiente tener más habilidad en conducir, por circunstancias de la vida nos quedamos sin carro y ahí quedó lo aprendido.

Luego de unos 12 años y ya viviendo en Guayaquil, Loly compró un carro, ya que lo necesitaba por su trabajo;  nuevamente tomé el volante, nada más para andar por lugares cercanos a la casa donde no existía tanto tráfico.

Debo indicar,  que el guayaquileño en un alto porcentaje tiene como característica no respetar las leyes de tránsito, se pasan la luz roja del semáforo, el disco pare está de adorno, toman como autopista las calles, manejan embriagados, entre otras lindezas, eso significa que debemos conducir a la defensiva.

Cuando Loly cambió de carro, heredé el anterior, lo chistoso es que  como el camino a mi trabajo  tenía forzosamente  que pasar por una Avenida muy transitada, me daba mucho temor y por lo tanto prefería irme en autobus  y solo maneja para ir a sitios cercanos, eso resultaba muy extraño porque siendo una persona decidida, polifacética, arriesgada, ignoraba qué era lo que me detenía, hasta que luego de un mes más o menos me dije: "Angélica, deja de ser gallina y toma tu rol de águila" y tomé la decisión de cruzar la famosa Avenida de las Américas, iría muy despacio sin importarme los insultos que seguro recibiría. El primer día llegué a mi trabajo sudada y extenuada, luego de unos tres días me convertí en un as del volante y siempre digo: "Aprendí verdaderamente a manejar en la Av. de las Américas".

14 comentarios:

  1. Disculpen, olvidé escribir la fábula.

    ResponderEliminar
  2. Qué divertida tu anécdota Angélica, se puede decir que viví tu misma experiencia, todavía recuerdo cómo sudaba en las vías rápidas de la capital, ahora al igual que tú, soy un as, jajaja, uno de mis hijos me dice "la abuelita dinamita" pero no sé por qué, ya que no me considero un peligro :P
    ¡Felicitaciones señora Aguila!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Miriam, es que es extenuante el primer día en que se sale a las grandes Av. a manejar.

      Eliminar
    2. Si lo sabré yo que sudé más de lo que he sudado todos los días de mi vida :)

      Eliminar
  3. Águila, digo, Angélica María, en esto (también) me lleva toda la ventaja posible. Nunca me he puesto detrás del volante de un coche, me imagino por su historia que al principio debe ser excitante y luego, uno debe acostumbrarse. Creo que no me daría miedo conducir pero me dan miedo esas avenidas de alta velocidad. Yo soy más de ir en bici por calles tranquilas. ¿Seré gallina? Jajaja!
    La fábula que conozco era de un águila posada en un gallinero, y las gallinas envidiosas le dicen: "Pero cómo! La señora águila se ha dignado a bajar a nuestro nivel!" A lo que responde el águila: "El águila puede llegar incluso más bajo que la gallina si se lo propone, pero la gallina no puede alcanzar nunca las alturas a las que llega el águila".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, ja, toda una águila en muchas cosas, ahora mi hijo me dice que conduzco muy rápido para mi edad.

      La fábula trata de un granjero que se encontró con una águila malherida y la puso en un corral junto con las gallinas, donde se acostumbró a comer y comportarse como ellas y por lo tanto no sabía volar. Su autor es Leonardo Boff

      Eliminar
  4. Felicitaciones por el aprendizaje jejeje

    hasta la fecha, no sé si por no tener los recursos para mantener un coche, no he aprendido a manejar Aunque dicen mis compañeros que con mi carácter y poca destreza, sería un verdadero peligro al volante, así que me dan gracias por no manejar jaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hilda, sólo es cuestión de proponérselo y si es por el carácter seguro que dirás muchas malas palabras, ja ja.

      Eliminar
  5. jajajajajaja no se enoje porque me ría, ya sabía yo que de algún lado le venía ese humor a mi amiga, encantada de leerla y por si le sirve de consuelo el tránsito acá es igual de caótico, con la salvedad de que esta servidora anda siempre en bus o taxi, encantada de conocerla a través de sus letras, saludos cubanos desde panamá

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te preocupes Vilma, aquí estamos para disfrutar también.

      Eliminar
  6. Creoq ue haré un día lo mismo, nada que aprendo a conducir y es que para mi es tan estresante, terminó con los músculos tensionados y adoloridos.
    Genial ejemplo que nos das de ser águilas.
    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Así es Christian, solo consiste en decidirnos; el manejar al inicio es estresante como dices, pero, luego se hace muy natural como el andar en bicicleta.

    ResponderEliminar
  8. Tu historia es toda una fábula en si misma!!!
    Triunfaste sobre tus miedos! Bien por ti, mi querida osada!

    ResponderEliminar
  9. Recién leyendo historias atrasadas y me encuentro con tu reto para conducir. Quien lo diría ahora que no dejas el carro ni para ir a la esquina jajajajaja.

    Bien por ti mami! siempre has sido una valiente, esta es sólo una muestra más de tu carácter.

    ResponderEliminar