Si de historia se trata, podría contarles que en casa mi esposo es un verdadero fan de los temas de la Segunda Guerra Mundial y lo referente a Hitler. Generalmente es el tipo de programa que en la noche lo encuentro viendo cuando llego del trabajo y, aunque no quiero parecer inculta, a veces me canso un poco de ese tema y lo evito mas que nada porque me apena profundamente conocer mas los detalles del horror del holocausto.
Podría contarles también que si disfruto mucho un programa de televisión denominado El precio de la historia que trata las singularidades e historia de los objetos que la gente va a negociar a una casa de empeño.
También podría comentarles que hace poco mi hijo Joseph tenía un trabajo de Sociales de su colegio donde debía llenar un crucigrama algo complejo con datos de la Edad Media, lógicamente estaba esperando a que llegase su papá del trabajo ( quien cursó Filosófico sociales en el colegio y le apasionan los temas de historia) para que le ayudase a completar algunas palabras, pero justamente mi esposo se hizo tarde y en un descuido de Joseph se durmió, entonces no le quedó otra alternativa que preguntarme a mi ( que aunque me gusta leer y no me considero inculta, me gradué de Química Farmacéutica y no domino precisamente la Edad Media), le ayudé a completar las dos palabras que le faltaban, Joseph con dudas aceptó a regañadientes las respuestas confiando poco en mis conocimientos y dio por terminado su deber. A los pocos días a la salida del colegio, muy contento e incrédulo me dijo...Mami si estaban bien sus respuestas!!! Sonreí con la satisfacción de por dentro decir...¡te lo dije!
Realmente, la palabra historia me evoca muchos recuerdos que van más allá en el tiempo, recuerdo mi infancia y adolescencia, en compañía de mi papá y de mi hermana, de paseo por los museos de Guayaquil, quedándonos a observar muy bien cada detalle, leyendo los recuadros y recibiendo explicaciones más extensas. Mi papá era en aquel entonces profesor de Historia y trataba de inculcarnos un poco más de Historia y por eso logré tener ese conocimiento extra; de mi papá he heredado ese gusto por la lectura, por la cultura, herencia invaluable que siempre agradeceré.
Elizabeth, se puede ver que cada día vamos construyendo nuestra historia, en la tuya ya va quedando esa ayuda que le diste a Joseph en un momento de apuro y que a pesar de tu desconocimiento, no quedó mal.
ResponderEliminarTengo un amigo que es famoso por una frase que siempre menciona, "eso hay que anotarlo porque es historia" jaja, si por él fuera ya no cabrían los tomos de tantas experiencias vividas.
Que bueno tener esa herencia paterna.
ja esos hijos que no confían en las madres jajajaja a mí me pasa con mi sobrino jjiji
ResponderEliminarque bueno que le pudiste ayudar
es que a veces los padres nos hacen dudar, y resulta que al final tienen la razón.
ResponderEliminarSaludos
Ayyy! Esos programas de la guerra, del fascismo, del holocausto, a mi esposo también le interesan mucho. Esos días yo aprovecho para dormir temprano ;)
ResponderEliminarElizabeth a mí me gusta aprender sobre la Segunda Guerra Mundial, pero creo que no le llego ni a los talones a Vicente.
ResponderEliminarY mira tú la desconfianza de Joseph. ¿No les has contado que siempre has sido muy buena alumna, estudiosa y muy conocedora de temas varios? Vas a tener que mandarlo a hablar conmigo jajajajaja.