domingo, 23 de noviembre de 2014

Una Jornada que marcó mi camino


La palabra Jornada me remite a trabajo...sobre todo a jornadas especiales...  Cuando estaba en la universidad participábamos de jornadas de alfabetización de adultos y luego cuando trabajaba en la escuela teníamos media docena de veces al año Jornadas de Perfeccionamiento docente.  En ambos casos las recuerdo como algo que no aportaba nada útil, donde tomábamos mate y hablábamos de cualquier cosa mientras hacíamos tiempo para que llegue la hora de ir a casa.

Pero... por suerte acá tengo un pero...cuando comencé a trabajar en turismo, las Jornadas de Capacitación se convirtieron en lo mejor del año!!!  A veces duran un día o dos, pero pueden durar una semana o mas. y Siempre significa que me enviarán a aprender algo a algún lugar adonde no podría ir si tuviera que pagarlo con mi sueldo jajajaj

He tenido Jornadas en hoteles de lujo, jornadas en viajes de varios días a lugares preciosos, en hermosas oficinas con vista al río..el 12 de diciembre tengo una capacitación organizada por la compañía MSC de cruceros..en fin, un apostolado lo mío.

Pero como tengo que elegir algo especial que decir sobre las Jornadas, me quedo con la primera capacitación de turismo que hice.  En el primer año de la universidad tenía un profe que me encantaba. El tipo no sólo me parecía guapo y elegante, sino que además era todo lo que yo quiero ser en la vida: culto, viajado, exitoso y rico.  Dueño de su propia empresa de viajes, profe y coordinador de toda la carrera de turismo en la universidad.  La cuestión es que como el profe me gustaba tanto, me esmeraba mucho en sus clases y terminé llamando su atención.  Fue el primero en darme una oportunidad para trabajar en turismo y fue como mi Pigmallion.  Su empresa organizó una capacitación en Mendoza, una provincia Argentina al pie de la cordillera de los Andes y el profe me llevó con él.  En esos 5 días comprobé varias cosas:  que no me había equivocado en la elección, que el turismo era a lo que me quería dedicar, aprendí a amar mi carrera.  Y además me gané el corazón del profe, que hasta hoy sigue siendo la figura más influyente en mi vida.  Hoy, años después, ya somos colegas en la Universidad, seguimos siendo muy unidos, hemos viajado juntos, compartimos las alegrías y tristezas de la profesión, salimos a cenar o vamos al teatro.  Así que, resumiendo, una simple jornada de capacitación cambió mi vida.

La foto es de ese viaje.  Mi profe amado, Raúl, es quien está a la izquierda, con anteojos oscuros.   


5 comentarios:

  1. Que hermosa foto Ceci, me encanta esas jornadas que mencionas, y que bueno que la carrera te guste, despues de todo haces lo que te gusta que es viajar y aprender, conocer.
    Sister un abrazo desde Colombia

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  2. No pues... esa jornada tuvo puras cosas buenas!!

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  3. niiiiiiiiña, pero que bien que está el profe, y el bombón del otro lado? necesita que lo adopten? bueno querida casi lloro con tu relato, mira que hacerte sufrir en un crucero, dónde hay que firmar para solicitar a las naciones unidas que intervenga esa agencia de viajes, jajajajajaja besos mi bella, que lo disfrutes o sufras por el resto de tus divinos días

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  4. Hermosa la foto y la historia. Qué maravilla! Cada vez que me vienes con estas historias me pregunto cómo no me dediqué al turismo. ¿No aceptan voluntariado para esas jornadas de capacitación?
    Y coincido contigo (y con Vilmita aquí arriba), el profe es todo un personaje! :)

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  5. Ceci no me resigno a que tengas que pasar todos esos sufrimientos sola, ¿no querrás una compeñera de viajes en tus jornadas? jajajaja

    Y si el profe es el de la izquierda, yo me ofrezco a hacerle de niñera al bombón de la derecha jajajajaja.

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