… en tu casa lo haz de tener", dice el refrán.
La
palabra de la semana me tocó muy de cerca en los aspectos familiar y
profesional.
Me explico: mi esposa y yo somos
egresados de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (la ENAH-jenante,
como la conocemos coloquialmente), escuela donde se imparten siete
licenciaturas, seis destinadas a distintas disciplinas antropológicas, además
de la carrera de Historia. Cómo suele pasar en muchos ámbitos, las rivalidades
entre las distintas especialidades están a la orden del día, pero las que
tienen más arraigo son la que se dan entre los de Etnohistoria contra todos los demás (tienden a sentirse en la
cumbre de la ciencia social), todos contra los de Lingüística (son tan poquitos que se dice que son como una leyenda urbana, todo mundo habla de ellos pero nadie ha visto a uno), la que se da entre los de Antropología Social y
los de Etnología, y la existente entre las carreras de Arqueología y la de
Historia.
Entre otras muchas puyas y críticas,
los arqueólogos solemos decir que los historiadores son de mentalidad cuadrada,
muy dados a interpretaciones rígidas porque son incapaces de percibir los
muchísimos matices que puede dar la cultura de cada tiempo y lugar sobre los
procesos sociales. Y para los historiadores, los arqueólogos no pasamos de
crear castillos en las nubes a partir de los poquísimos datos con los que
contamos y que para ellos nunca tendrán la contundencia de un documento
escrito.
Por supuesto, como todo en la vida
acá también opera la ley del Karma. Es rarísimo que los hijos de arqueólogos e
historiadores tomen la carrera de sus padres. Para mayor escarnio, suele pasar
que hijo de arqueólogos sea historiador y viceversa. ¿Empiezan a sospechar cuál
carrera escogió nuestra hija? Exacto. Acaba de terminar la carrera de historia
en la misma escuela donde nosotros desde que éramos estudiantes nos dedicábamos
a hacer chistes del tipo de “¿Ya se saben el del historiador que cuando encontró
...?”.
Por lo que ella nos cuenta, las
cosas no han cambiado, y aunque a veces nos aliamos para hacerla rabiar un
poquito hablando mal de ciertos historiadores, no hemos conseguido que nos
platique qué tanto dicen ellos de nosotros los arqueólogos. ¿Será tan grave que
prefiere callarlo?, seguiremos historiando el tema.
Parece que la ley del Karma, funciona en todas las profesiones, oficios y demás rasgos de la personalidad, en mi familia mi esposo era abogado criminalista, tuvimos cinco hijos, tres varones y dos hembras, entre ellos tres arquitectos, una psicóloga y un economista, su padre siempre se lamentaba de que ninguno había escogido su carrera, que cuando muriera donaramos su bibloteca a la Universidad cosa que hicimos, pero por cosas del destino y del Karma que nos jugó una mala pasada, uno de sus nietos estudió derecho, ahora es él quien se lamenta de no haber heredado la biblioteca de su abuelo.
ResponderEliminarYo creo que su hija, prefiere callar para no tener que reconocer que nada ha cambiado, que los arqueólos siguen construyendo castillos en las nubes y los historiadores con su mente cuadrada, pero que ambos bandos, prestan un gran servicio a la humanidad.
Mis felicitaciones a los tres por tan bella carrera
Supongo que el Karma existe, pero en mi universidad entre las ingenierías existe cierto recelo a nosotros nos llaman los pelacables (Ingenieros electrónicos) a los industriales (Las secretarias) a los aeronáuticos (los carpinteros) es una cosa graciosa, claro siempre y cuando todos entiendan que es por molestar todo.
ResponderEliminarSaludos
Jajaja! Menudo karma el que les ha tocado!
ResponderEliminarA mí me parecen apasionantes ambas carreras. Algo habrá que hacer, porque por lo que he visto los más jóvenes consideran como antigüedad lo que pasó hace veinte años.
Y bueno, esa crítica a los historiadores es muy común, también entre los filósofos.
Debe haber llegado la hora de hacer las paces, trabajar hombro con hombro y apoyar esa carrera que la hija eligió, seguramente por eso es que ella no sigue echando leña al fuego, espera que una nueva generación de arqueólogos e historiadores, cambien el mundo ;)
ResponderEliminarjajajaja que maravilla, yo amo la lectura, le leí a mis hijos desde que estaban en mi vientre, amo el idioma español y mis hijos nada que ver. es una suerte que su chica haya estudiado en la misma facultad que ustedes, aunque se haya convertido con eso en antagonista familiar
ResponderEliminarEl karma es asi!!! Yo soy profesora de Literatura y mi hijo no coge un libro fuera de clase ni en broma!!!!
ResponderEliminarjajajaja uy si, lo que no puedes ver en tu casa has de tener eso es siempre. Acá en el colegio batallamos con muchos alumnos con problemas académicos que son hijos de profesores.
ResponderEliminarPero bueno, nada es regla y comparto la opinión de Miriam.
Me encantó tu entrada Aarón, me causó mucha gracia lo de las rivalidades y pullas entre las distintas facultades, es que ¿quién no vivió ese aire competitivo en la Universidad? Creo que se decía lo mismo entre la Facultad de Ciencias Químicas en donde estudié yo y la de Ingeniería Química, que estaba justo al lado. Ellos incluso decían que nosotros plantábamos marihuana en los jardines de la facultad! jajajajaja
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