Allá por los años 70, cuando yo tenía entre 14 y 15 años, no lo recuerdo muy bien, estudiaba alguno de los ciclos básicos, se realizó una jornada de vacunación contra la poliomielitis, para lo cual tomaron en cuenta a estudiantes del nivel medio. Era una campaña masiva para alcanzar a la mayoría de niños comprendidos entre uno y cinco años.
Recuerdo que iban de aula en aula preguntando quién quería participar, en ese entonces yo era una chica muy inquieta, con deseos de hacer muchas cosas, no dudé en ponerme de pie y decir presente, yo quiero ir :D, para mí era una oportunidad de poner en práctica algo que deseaba hacer: estudiar medicina.
Así que una mañana muy temprano, nos reunimos para ir a los lugares más apartados, al campo, a las montañas, a los cerros, formamos parejas para ir casa por casa aplicando la vacuna.
Esa vacuna era bebible, no sé qué sabor tenía pero no debe haber sido muy agradable, ya que teníamos unos terrones de azúcar donde poníamos dos gotas del líquido y luego se los dábamos a los niños. Busqué alguna imagen de los terrones de azúcar pero no la encontré, así que puse la que más se parecía a lo que teníamos que hacer.
Por supuesto que la tarea no era nada fácil, había hogares donde escondían a los niños, qué podían pensar las madres al ver a dos chicas adolescentes dándoles un terrón de azúcar con un líquido rosado a sus pequeños, teníamos que convencerlas que era por su bien, le hablábamos de lo terrible de la enfermedad, algunas cedían y permitían que se lo diéramos pero otras no, gracias a Dios fueron muy pocas.
Lo más grato del día, fue recibir invitaciones para comer, en medio de la pobreza y necesidad de las personas, muchas querían compartir sus tortillas, huevos revueltos, chirmol, café, cualquier cosa con nosotras, nos decían que andar caminando bajo el Sol, entre el polvo y con carga, debíamos estar muy agotadas, que descansáramos un poco mientras nos preparaban algo para comer, realmente fue algo muy hermoso.
Lastimosamente en ese tiempo no teníamos cámaras digitales y las otras no estaban al alcance de nuestras posibilidades, así que no pudimos tomarnos fotografías de aquellos momentos, pero encontré una que más o menos ejemplifica la manera de hacerlo, las madres sostenían en sus brazos a los niños pequeños mientras les poníamos el terrón en la boca, esperábamos un momento para comprobar que lo diluían y luego tomábamos a otro niño. Fue algo muy agotador pero muy satisfactorio, terminamos muy cansadas pero felices. Afortunadamente, creo que en el año 1,997 o por ahí, la poliomielitis fue erradicada de nuestro país, ya no hay más niños con muletas o hierros en sus piernas para poder caminar.
Crédito de las imágenes: Bebé vacunado - Jornada de vacunación
¡Qué linda experiencia, Miriam! En mi época, la vacuna de la polio nos la daban en forma de caramelo, y los niños hacíamos cola más de una vez para que nos dieran más. ¿Te imaginas? Menos mal que las enfermeras que los repartían estaban alertas. :)
ResponderEliminarJajaja, Pelusa, estoy segura que fue en la misma época que yo andaba repartiendo terrones de azúcar.
EliminarY si, siempre hay niños que tratan de darle la vuelta a uno, menos que las enfermeras estaban atentas :D
ay, las jornadas de vacunación, cierto, pude escribir sobre eso jejeje
ResponderEliminarque linda experiencia Miriam, ayudar a los demás es muy bueno.
Acá en México nunca fue aplicada así, siempre fue en gotas directamente del frasco gotero y no recuerdo que supiera mal cuando me la daban de niña.
Como estudiante de medicina me tocaba ir a las jornadas de vacunación. A veces me tocaba ir en los mercados y andar de arriba para abajo buscando quien se vacunara. A veces iba de casa en casa. Y a veces me quedaba en el puesto fijo.
Qué difícil era preguntar por los bebés, porque yo tenía que registrar sexo y edad. Nunca le atinaba en los bebés si eran niños o niñas jejeje
Si Hilda, pudiste comentar, seguramente tuviste más experiencias que yo, que solo tuve ésta, y que de verdad me dejó muy satisfecha de lo realizado.
EliminarAh pues qué buena memoria, yo no lo recordaba cuando fui a esa jornada y eso que sólo tendría 14 o 15 años, jajaja.
Para nosotras lo más difícil no era saber el sexo del bebé, sino convencer a las madres de que la vacuna era un beneficio muy grande para sus hijos.
ah si, es que las vacunas en un tiempo despertaban desconfianza, a mí me tocó una época en la ciudad, en que ya eran de lo más normal, pero en otros lugares todavía son renuentes
EliminarMiriam, inquietud sumada a altruísmo es una excelente combinación!
ResponderEliminarA mí no me ha tocado nunca asistir a jornadas como las que mencionas, pero es algo que también me habría encantado hacer, es que es muy bueno cuando lo que haces contribuye a cambiar en algo al mundo, en tu caso, a combatir a una nefasta enfermedad.
Y sólo una pregunta, ¿no les salieron perros agresivos durante la jornada? porque de todo te puedes encontrar en casos así.
Así es Loly, se siente tan bonito :)
ResponderEliminarYo no volví a hacerlo, quien sí lo hace es mi hija, pero ella va más como intérprete cuando vienen médicos de los EEUU a hacer jornadas médicas, ella tiene un sin fin de anécdotas, que pensé pedirle alguna prestada, pero luego recordé esta mía :D
Ahhh si, esos los hay por todos lados, pero como dice el dicho, perro que ladra no muerde, no fuimos atacadas, creo que una de mis ventajas es que me gustan mucho los perros, así que les hablaba bonito y con palabras cariñosas se vence cualquier adversario, jajaja.
jajajaja los perros!!! una vez me tocó detectar un foco de tuberculosis, y cuando los pacientes no iban al centro de salud por sus medicinas, tenía que ir a buscarlos y lo odiaba! porque pasaba por una calle donde había muchos perros que me acompañaban con ladridos todo el trayecto, por fortuna, de ladrar no pasó pero regresaba al centro de salud con el corazón en la mano jajajjaa
EliminarJajaja, los perros presienten cuando alguien les tiene miedo, lo huelen jajaja. Por fortuna para nosotras no pasó de un poco de bulla :)
Eliminarlo sé!!! por eso me perseguían!!! yo iba rezando todo el trayecto y les escupía a los que se me acercaban. Eso me enseñó mi mamá para distraerlos y funcionaba :)
EliminarJajajajajaja seguro que te quedaste sin saliva, jajaja, esa no me la sabía, yo les hablaba con palabras cariñosas y también me funcionaba :)
Eliminarsi, si, me quedé sin saliva jajajaja Es que mi mamá decía que si les aventabas saliva, se quedaban oliéndola y ya no te hacían caso. Y casi siempre funcionó
EliminarAh ve pues, la próxima vez que me aparezca un perro bravo le escupo la nariz, jajaja.
Eliminarah no, no, en la nariz no. Escupe en el suelo, lo más cerca de él, pero al perro no le escupas. El chiste es que al escupir, el perro se quede oliendo la saliva en el suelo
Eliminar:O Ve pues, me salvaste la vida, jajaja.
EliminarHilda, te imagino cual llama con su mecanismo de defensa de escupir cuando se siente amenazada jajajajajaja.
EliminarNo había escuchado de ese tip para distraer a los perros.
hay mujer, que experiencia tan linda, hasta me puse verde de envidia, ojo, por lo noble de tu labor, no por los convites, bueno, por eso solo un poquito, en cuba ambién recuerdo esa campaña, pero nada de terrones de azúcar, los chiquillos berreaban como posesos y trataban de escupirla, al menos mi hermanito lo intentó y le apretado la boca tanto que creí que se la borrarían
ResponderEliminarJajajaja los convites muy humildes pero muy ricos, te hubieran gustado :P
EliminarCreo que por eso pensaron en los terrones de azúcar, porque los niños se resisten a todo, hasta que lo prueban, aunque hay muchos que lo escupen. Ese año fue una vacunación masiva, se trataba de no dejar área sin vacunar y creo que se logró.
Pues en México desde que había vacunas cuando yo era niña, recuerdo que tenía un sabor muy agradable
EliminarTú debes haber sido una niña muy buena, dócil, porque hay cada niño que sin haber probado las cosas, gritan y lloran diciendo que no les gusta :P
Eliminar¡Bien por ti!
naa, es que era tomada y las enfermeras decían, sabe a dulce, está rica. Y luego veías que si sabía buena, así que a la otra ya ibas feliz.
EliminarEl problema es que fuera inyectada, ahí si, me tenían que agarrar entre varios médicos y enfermeras jeje
El don de las enfermeras es convencerte que el jarabe es rico, pero con las inyecciones no hay ningún poder de convencimiento, todo un batallón para una niña, qué diría la comunidad jajaja
Eliminarjajajajaja jeje si, todo un batallón para mí y eso que ayudaba mi mamá jajaja Y si, imposible convencerte de una inyección jajaja
EliminarQue yo recuerde, aquí no se utilizaban los terrones de azúcar, al menos no en mi época, probablemente le mejoraron el sabor a la vacuna :) . Si recuerdo a las personas que participaban en las jornadas de vacunación, mi hermana en una ocasión lo hizo, con sus neveritas portátiles, que yo recuerde en esas jornadas sólo me pusieron la de la viruela, las demás me las pusieron según correspondía en los centros de vacunación
ResponderEliminarYo no sé quien inventó eso de los terrones de azúcar, pero acá funcionó :) los niños estaban felices, era algunos padres los que mostraban cierta resistencia.
EliminarSupongo que esa vez ocuparon a estudiantes por ser una vacuna de fácil aplicación, la de la viruela tenía que hacerse en un centro de salud como la mayoría de ellas.
No sabía que hacían ese tipo de vacunación, yo recuerdo haber sufrido pinchasos, nunca un dulce =(
ResponderEliminaraún hoy en día muchas personas deciden no vacunar a sus hijos por miedo y por todas esas teorías que tienen de un complot de inyectar enfermedades, he conocido a algunas.
Saludos y gracias por compartir
Bueno Christian, toma en cuenta que cuando eso fue tú no habías nacido, además la polio fue ya erradicada y el sarampión también, que creo eran las de las vacunas bebibles.
EliminarSi, siempre existe ese temor, la mayoría de los casos es por la falta de información.
Saludos y gracias a ti por comentar ;)
acá la vacuna de la polio es oral y se sigue aplicando. La del sarampión es inyectada y se sigue aplicando. La que ya no se aplica es la de la viruela
EliminarMuchas gracias por esta información Hilda, hace mucho que dejé de llevar a mis hijos a vacunar, así que ignoraba esto.
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