Mi amiga a la izquierda sin gafas |
Hasta hace unos días no sabía sobre que escribir, como
muchos a veces me equivoco al dar indicaciones, tengo dos pies izquierdos y no
creo que haya algo divertido o
interesante que contar, soy diestro por naturaleza y cuando intento
escribir con la izquierda me mareo.
He estado leyendo el libro “El Atlas de las Nubes” de David
Mitchell y llegó a mí la poco original idea de escribir no sobre mí; sino
acerca de una amiga mía que es muy querida.
Cuando estudiaba en la universidad, trabajé en los
laboratorios de ingeniería, en total éramos 19 estudiantes de diferentes
ingeniería, todos usábamos una bata
azul oscura que en el lado superior izquierdo llevaba el logo de nuestra alma
mater, nuestro horario de trabajo era de 24 horas semanales pero debíamos
pasarle nuestro horario de estudio a nuestra jefe para armarlo, por lo que
podía haber turnos horribles pero culpa de nosotros mismos.
Durante mi segundo semestre de trabajo me correspondió
trabajar con Yuly, mi amiga, claro que eso solo fue después de que me cambiaran
mi sitio de trabajo. En la universidad existen seis pisos de laboratorios, y
los pisos superiores divididos en dos torres usualmente eran atendidos por tres
de nosotros, llamados monitores. Las torres eran mi sitio de trabajo, pero por
algunos inconvenientes de otra compañera
de trabajo nos cambiaron a los dos de puesto, me refiero a mi otra compañera y
a mí.
Al principio fue difícil porque con mis dos compañeros de
torres me la llevaba bien, pero con el paso de los días Yuly, un compañero que
estaba con nosotros y yo empezamos a llevarnos muy bien, recuerdo que jugábamos, nos hacíamos
cosquillas y a Yuly y a mí siempre nos
veía algún profesor abrazados jugando y se llevaban la peor idea de lo que
estaba sucediendo, siempre nos descubrían.
Hay que destacar que jugar estaba prohibido pero cuando nuestra jefe se
iba, nosotros aprovechábamos para jugar, comer, reír y hablar.
Un miércoles de nachos |
Para el siguiente semestre mi amiga dejó de trabajar, pero
nos encontrábamos los miércoles a medio día para los miércoles de Nachos, que consistía en ir a por
nachos, caminado o en taxi, hablando y recordando
nuestras vivencias, como la vez que encerramos a Yuly en un salón y cuando la
dejamos salir corrimos todos por nuestras vidas y que yo iba grabando al estilo
de la bruja de Blair.
A principios de este año nos volvimos a encontrar en la universidad
y por un tiempo estuvimos trabajando juntos, fue una experiencia inolvidable porque
compartimos hablamos y nos escribíamos como en los viejos tiempos, y se preguntarán que tiene que ver ella con el
tema de la semana y es muy simple, mi amiga para saber cuál era la mano izquierda o
derecha se frotaba los dedos meñiques de ambas manos con sus respectivos pulgares y
por un accidente de la infancia lograba descifrarlo, cuando lo contó en el
trabajo muchos se divertían y nos reímos.
Pues muy linda manera de abordar el tema, Christian. La historia de tu trabajo y esos horarios horribles siempre me deja asombrada. Un día espero entender...
ResponderEliminarTu amiga, además de verse como una persona divertida por todo lo que cuentas, es preciosa! Con razón los profes pensaban mal de ustedes. :P
Nunca habia escuchado de alguien que se mareara por escribir con la otra mano!!!! supercurioso!!! y de tu amiga coincido con mi prima Elena....a lo mejor no andaban tan descaminados los profesores!!! ;)
ResponderEliminarMuy linda tu amiga, qué buenos momentos pasaron juntos, me imagino las divertidas que se daban, ojalá mantengan la costumbre del miércoles de nachos, aunque sea una vez al mes o cada dos meses, jajajaja.
ResponderEliminarNo me quedó claro el tema del meñique y el pulgar, ¿es que acaso por un accidente que tuvo le costaba saber cuál era cuál?
que simpática anécdota, justamente me preguntaba qué tenía que ver con la izquierda pero ya vi.
ResponderEliminarY que malo que los descubrieran jugando jajaja
Me contagias de alegría siempre que te leo. Nunca pierdas esa capacidad de reirte y jugar que te hace tan especial. Te quiero mucho.
ResponderEliminarMe encanta el pequeño homenaje que le haces a tu amistad con Yuly, es que encontrar a una amiga así es realmente una bendición.
ResponderEliminarY dicen que cuando el río suena piedras traen, no será que los profesores veían lo que Uds no querían ver? jijijiji