lunes, 17 de noviembre de 2014

Cara y cruz de una jornada ideológica

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No se asusten que no les voy a dar una charla sobre ideología, no es mi estilo, pero la palabra “jornada” más que al tema de una jornada laboral o similar me remite a mi infancia, a las “Jornadas Ideológicas Camilo-Che” que organizaban -y supongo que siguen organizando- cada año en la isla, sobre todo en las escuelas primarias y secundarias, del 8 al 28 de Octubre, fechas que marcan respectivamente la muerte de Ernesto Che Guevara y la de su mejor amigo en la isla, Camilo Cienfuegos Gorriarán. 

Era casi un mes de actividades: lectura de comunicados en los matutinos, mítines “espontáneos”, recreaciones de alguna batalla en la que hubieran tomado parte ambos combatientes, visitas a lugares relacionados con ellos... “Inyección en vena” le llamaban algunos adultos no muy contentos con este tipo de bombardeo ideológico al que éramos sometidos los niños, pero lo cierto es que para nosotros era bastante divertido. 

Montar aquellas representaciones era todo un evento. Debíamos disfrazarnos de guerrilleros, con uniformes color verde olivo, boinas a juego y unas botas enormes al momento de la representación y, por supuesto, cargar armas de juguete y pasarnos todo el rato imitando el sonido de las armas reales: "¡Rrrratatatata!", lo cual no difería mucho de nuestros juegos de siempre. Además, para los ensayos nos hacían saltarnos alguna clase, con frecuencia la última del día que era la que menos nos gustaba y eso, si no me equivoco, ha sido motivo de alegría para todos los niños en toda la historia de la educación universal.

Otra actividad que se solía hacer era ir a “tomar por asalto” otra aula u otra escuela. Nos salíamos de nuestra clase para irrumpir en otra y leer comunicados sobre la Jornada, declamar poesías (“El Che murió en Bolivia / con una estrella en la frente / alumbrando el continente / de la América Latina”) o cantar a coro una canción de la que sólo recuerdo el estribillo: “Camilo y Che, Che y Camilo, ¡nadie los olvidará!” -(¿quién sería el autor?) 

Pero lo que más nos gustaba, sin dudas, era irnos de excursión hasta el Malecón casi siempre alrededor del 28 de Octubre. La idea era arrojar una flor blanca (o la que se consiguiera) al mar en homenaje a Camilo, que desapareció al caer inexplicablemente su avión en alguna zona de las costas cubanas sin que lograran encontrarlo nunca. 

El cubano tiene fama de ingenioso, y a veces está bien ganada. Eran muchas las escuelas que no tenían cerca el mar y la solución que encontraron para cumplir con aquella actividad orientada por instancias superiores, fue arrojar las flores en algún río o estanque cercano o, en su defecto, en una piscina, fuente o cualquier recipiente con agua, así fuera una cubeta. Aquello debía funcionar como la homeopatía, digo yo, lo importante era homenajear al héroe arrojando una flor al agua. 

Nuestra escuela estaba en Lawton, un barrio para nada central de la Habana y bastante lejos del mar, por lo que no siempre podían llevarnos hasta allá. Lo que sí teníamos muy cerca era una casa en la que se decía que había vivido Camilo, frente a la cual había un busto con su imagen. Allí era donde casi siempre depositábamos nuestras flores en su honor. 

¡Ah, pero cuando sí lograban organizarlo todo bien, ese era día de fiesta para nosotros! Se suspendían las clases desde la mañana y nos llevaban en autobuses hasta algún punto del Malecón habanero y después de arrojar nuestra flor al mar, nos llevaban a pasear por la zona. Recuerdo incluso alguna ocasión en la que al final de esta actividad los profesores nos llevaron a Coppelia, La Catedral del Helado, que en ese entonces estaba en uno de sus mejores momentos.

Todo aquello tenía seguramente un sentido muy elevado pero para nosotros, los niños, que no teníamos mucha idea ni siquiera de qué significaba la palabra “ideología” que formaba parte de las Jornadas, no había otro fin en todo aquello que el de la diversión. Nos lo pasábamos genial. Eran horas y hasta días sin clases, visitas a otras escuelas, viajes de ida y vuelta en autobús, cantando y divirtiéndonos... Éramos niños y no pedíamos más. 

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17 comentarios:

  1. Esas actividades extra aula son como mini vacaciones con los compañeros, más si se deja de tomar el curso más aburrido.
    La heladería me impresionó bastante por su tamaño y estructura, ¡hasta se me antojó un helado!

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    1. La heladería es una maravilla, Miriam. Lamentablemente ha venido mucho a menos, de los 26 sabores de helados que había al principio, es raro encontrar más de uno o dos. Y de las colas que hay que hacer para entrar, mejor ni te cuento! Pero lo cierto es que Coppelia es un lugar emblemático de la ciudad, muy querido por todos. Mi primera salida "sola" (sin mis padres y solo con un grupito de amigas) fue a Coppelia. :)

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    2. Así leí en el enlace Pelusa, lo bueno es que la poca variedad no ha disminuido la calidad :) todavía se hacen filas para entrar!!!
      Qué lindo tener un recuerdo de la primera vez que saliste sola ;)

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    3. Miriam, la calidad también ha disminuído. Las colas yo diría que son más bien por el placer de comer en Coppelia, por el lugar y lo que representa no más.

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    4. Ahh qué pena, pero bueno, un helado siempre sabe rico, y tener una foto sacada en Coppelia, debe ser muy prestigioso :D

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  2. Muy interesante tu relato, no me habría imaginado esas jornadas, que en los pequeños fomentaba mas bien la diversión y el paseo, eso es lo bonito de ser niño, encontrarle siempre el lado divertido y disfrutar cuando no hay clases, eso es universal.

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    1. Así sucede con todo, Elizabeth. Los niños siempre le encuentran la parte divertida a todo. Ideología? Qué es eso? :)

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  3. la inocencia de los niños, quizás con esas actividades se buscaba otra cosa pero para ustedes era otra distinta, enhorabuena

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    1. Esas actividades eran toda una inyección en vena, Hilda. Ideología a pulso, pero a los niños lo que llegaba era otra cosa. Por suerte.

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  4. uf, ni me lo recuerdes, una vez me hicieron recitar un poema al che y me pasé un mes entero llorando, mi mamá castigándome porque no lograba aprenderme la poesía y uf, menos mal que ustedes de vez en cuando salían a pasear, a mi me tocaba ir caminando desde la escuela hasta la plaza camilo cienfuegos para dejar la ofrenda floral frente al busto, calor insoportable, ganas de ir al baño sin tener dónde y un miedo terrible de que se me fueran a perder mis compañeros de escuela y me viera solita en medio de ese mar de desconocidos, terrible

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    1. Jajaja! Vilma, yo pensé que a lo mejor no habías tenido que pasar por estas jornadas. Pensé que estarías ya en Praga :) Pero mira, para mí son buenos recuerdos.

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    2. niiiiiiña, de eso no se escapaba nadie, para mi nada de coppelia ni coppelitas, a caminar como turra

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  5. Interesante, no tenía idea de ese tipo de actividades, en mi colegio, en primaria se hacían a la virgen y teníamos como unas jornadas de ensayos para seguir una coreografía. Muy interesante aprender cosas nuevas, gracias Elena
    Saludos

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    1. Jajaja! En cada lugar con sus ideologías propias, Christian. Muy interesante!

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  6. La historia de Camilo siempre me pareció fascinante. Cuando estuve en Cuba un señor que trabajaba en una fábrica de habanos que fuimos a visitar, me regaló un libro enorme, viejo, de tapas duras, con la historia de Camilo.

    Intento imaginarte vestida de guerrillerito, ratatatata... y se me dibuja una sonrisa...aque inocente que es uno cuando niño...

    Coppelia!!!! Yo por ir a Coppelia dejo que me adoctrinen en lo que quieran...

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    1. Yo no conozco casi nada de su historia, Ceci, salvo que era el mejor amigo del Che y que tenía muy buen carácter. Era de mi barrio, de la Habana, y la gente lo quería mucho. Mi mamá me cuenta que era el muchachito típico que jugaba béisbol en la calle, y que lo siguió haciendo siempre que pudo, hasta después de triunfada la revolución. Su muerte sigue siendo un misterio, y hay teorías de todo tipo rondando por ahí...
      Coppelia! No me hagas hablar!!! :)

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  7. Qué interesante lo que nos cuentas Elena, como tú dices, es una inyección de ideología directo a la vena, pero ¿quién está exento de ello? son diferentes pero en todas partes tenemos una directriz a seguir.

    Por otro lado, los niños siempre buscan el lado divertido de cualquier situación, y si lanzar flores a una cubeta hacía que perdieras una hora de clases, pues a llenar de flores la cubeta! jajajajaja

    Suerte la tuya de que podías ir hasta el malecón y rematar la jornada con un helado, eso valía por cualquier ideología :)

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